1. Deseo anónimo: segunda parte


    Fecha: 02/12/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nota:Segunda parte de este relato. Espero que os guste, y que al igual que dije en el primero, se aceptan criticas!!!
    
    Aun me costaba respirar, y que me siguieras mirando de esa forma tan penetrante, tan excitante no me ayudaba a recuperar las fuerzas. Pero tenía que hacerlo, ahora me tocaba a mí. Ahora era mi turno y desde luego que lo iba a disfrutar. Seguías sin quitarme los ojos de encima y fuiste testigo de cómo a medida que iba recuperando las fuerzas, una sonrisa maliciosa se dibujaba en mi cara. Aquella sonrisa te encantó, era señal de que podías esperarte cualquier cosa.
    
    Sin apartar mis ojos de los tuyos y sin borrar esa sonrisa, mis manos, que hasta ese momento reposaban sobre los apoyabrazos de la butaca de aquel cine en el que nos encontrábamos, en un ágil movimiento, que por cierto no te esperabas, fueron directas a tu paquete. La acaricié sobre la gruesa tela de tus vaqueros tal y como había hecho con anterioridad, de arriba abajo y de nuevo hacia arriba, cayendo en la cuenta de la envergadura de lo que tenía entre mis manos y de su dureza. Con lo ocurrido momentos antes ya había despertado y de qué forma!.
    
    Habías conseguido lo que nunca hubiera pensado, que llegase al límite, donde todo lo que te rodea, no importa, donde tú y yo somos un mundo de fusión, a ese punto donde dices “Qué salga el sol por donde quiera”. Me levanté de mi asiento (dando gracias porque hubieras escogido la última fila) bajo tu atenta mirada. No sabías que esperar de mí y el ...
    ... verme de pie, con la falda subida hasta la altura de mi cadera dejando ver mi culot negro, te hizo morderte el labio inferior. Al verte así, regalándome una mirada lasciva, me tuve que morder yo también mi labio. Aquella escena solo aumento más la fuerza con la que te mordías el labio. Y yo me reí.
    
    Tras unos segundos, sin apartar mis ojos de los tuyos, me senté sobre tu regazo. Me incliné más hacia ti, y busqué tus manos. Jugué con tus dedos, entrelazándolos con los míos y te las llevé a mi trasero. Tus manos se adaptaron perfectamente a él y las mías se agarraron fuertemente detrás de tu cabeza, haciéndote leves cosquillas en tu nuca. Con un leve empujón de tus manos me acercaste totalmente hacia ti. Entonces tus labios se cayeron sobre los míos provocando un suave roce, tu lengua buscó mis labios y únicamente usando la punta los fue recorriendo lenta y suavemente, saboreándolos, paseándose por ellos de izquierda a derecha de arriba abajo, casi como queriendo aprender cada parte, cada rincón de ellos. Aquella sensación de cosquilleo, el sentir tu lengua sobre mis labios aceleró mi respiración y liberé un pequeño gemido. Mis labios se entreabrieron a causa del gemido, momento que aprovechaste para que tu lengua penetrase en mi boca. Esta vez fue mi lengua que buscó a la tuya, quien buscó provocar una lucha y quien, por supuesto, iba ganando.
    
    Pero este era mi momento, era yo quien llevaba las riendas. Separé mi boca de la tuya y fui bajando a tu cuello, dándote pequeños ...
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