1. Mi hija Sara


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: Confesiones Autor: El buscón, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin pensárselo dos veces. Me bajó los pantalones haciéndola salir, hinchada y tiesa como estaba. Me estremecí cuando sentí su mano cerrarse alrededor de mi polla.
    
    -Uff -resopló-. Qué caliente está, papá.
    
    Empezó a jugar con ella, recorriéndola con sus manos, acariciándola y dándole suaves apretoncitos. Aunque era inexperta, a mí me estaba volviendo loco con cada caricia, calentándome como no lo había estado desde hacía mucho tiempo. Cuando me bajó la piel para descubrir el glande, éste ya estaba húmedo de líquido preseminal. Al verlo, Sara me miró a los ojos con lujuria, se relamió y comenzó a inclinarse.
    
    -Cielo, cielo -la detuve, o me habría hecho correr enseguida.
    
    -¿Qué pasa, papá? -me preguntó.
    
    -Deja que ahora sea yo el que te dé placer, pequeña.
    
    -Vale.
    
    Le desabroché los botones de la camisa, y en cuanto vi sus pechos no pude esperar a terminar de quitársela y comencé a manosearlos. Eran redonditos, y tenía los pezones rosados. Cuando se los acaricié, enseguida respondieron endureciéndose, y entonces ya me fue imposible resistir la tentación de llevármelos a la boca. Comencé a besarle los pechos, a lamerlos, y al final a succionarlos. Esto hizo que Sara comenzara a ronronear, mientras me acariciaba el cuero cabelludo.
    
    -Me encanta, papá -me dijo.
    
    Entonces yo, caliente como estaba, llevé una mano bajo sus braguitas y le metí un dedo en la rajita. Estaba empapada, ardiente.
    
    -Es verdad que te encanta -le dije. Y empecé a mover el dedo dentro de ...
    ... ella, sin dejar a un lado sus tetas. Le acariciaba el interior de su estrecho coñito, arqueando el dedo y moviéndolo en círculos. Mi hija comenzó a jadear con más intensidad, y aproveché para meter un segundo dedo. Pese a su estrechez, los dedos entraban y salían sin ningún problema, dado a lo lubricada que estaba. Mientras le metía y sacaba los dedos, ya con más velocidad, puse el pulgar sobre su clítoris y comencé a estimulárselo.
    
    -Joder -bufó ella, clavando las manos en el sofá.
    
    -¿Te gusta, nena? -le pregunté, conociendo de antemano la respuesta.
    
    -Uff, claro que me gusta, papá -respondió-. No pares, por favor.
    
    Seguí de buena gana notando como se acercaba al orgasmo. Sara gemía, trataba de mover las caderas al ritmo de mis dedos, se agarraba a mi cabeza mientras la follaba.
    
    -¡Joder! -gritó mientras yo notaba una primera convulsión de su coño alrededor de los dedos-. ¡Sí! Ahh... Así, papá, así... ¡Dios!
    
    Notar como su coñito se tensaba y relajaba alrededor de mis dedos me calentó aún más si cabe. Se los metía y sacaba todo lo rápido que podía, mientras ella se retorcía entre mis brazos. Cuando terminó de correrse y recobró la respiración, yo no pude evitar llevarle a la boca los dedos que acababa de sacar de su rajita, esto la pilló por sorpresa.
    
    -¡Papá! -dijo riendo, pero empezó a chupar los dedos-. Mmm. Creía que me desagradaría el sabor, pero está rico. Pruébalo -dijo, y me besó pillándome tan por sorpresa como yo a ella hacía un momento.
    
    Fue un beso ...