1. Jimi contra Mandy, la revancha


    Fecha: 27/11/2017, Categorías: Intercambios Autor: valisdick, Fuente: CuentoRelatos

    ... pareja con Mandy se mostraba sorprendentemente calmado, casi aburrido, y su atuendo una vez libre de camiseta y vaqueros se limitaba a unos vulgares calzoncillos blancos. No sé en qué se gastaría la pasta el famoso chaval, pero desde luego no en ropa.
    
    Una bailarina del Maná pescó su tímido sexo y empezó a bombearlo furiosamente, tratando de expandirlo. Al final, sudorosa, lo soltó dándose cuenta de que ya no crecía más. Por mi parte me sentía ansioso e intranquilo. La chica maravilla me parecía más atractiva que nunca con su modelito dorado, pero lo que me chocó fue verla extender entre los dedos una especie de tiza blanca, similar –pensé- a lo que usan las levantadoras de pesas.
    
    Mi bailarina era particularmente habilidosa y me puso tan duro que Mandy con su aire de seguridad bromeó,
    
    -Para ya, chiquilla, deja algo para mí.
    
    Pero en seguida borró la sonrisa de su rostro anguloso y entornó sus ojos de fiera.
    
    -Te voy a destrozar, Jimi- me espetó tirando la tiza con violencia- vas a llorar como el niñato que eres.
    
    Saltamos al escenario. Mandy hizo crujir sus nudillos y tan pronto como me agarró la parte distal, colocando los dedos uno a uno para apretar mejor, supe que aquello iba a ser muy distinto, la fiera estaba desbocada.
    
    Al salto me di cuenta de que los polvos blancos habían fundido sus dedos a mi piel, le daban completo control de mi miembro y le permitían dominar mis sensaciones a su antojo, eligiendo el ritmo, la presión y el ángulo ideales para ...
    ... hacerme puré. Cuando decidía subir el ritmo sus majestuosas tetas, las que habían derrotado a mi campeón en el motel barato, se batían a empujones entre ellas. Quizá estaban calentando por si en algún momento tenían que intervenir en la pelea.
    
    En la silla opuesta la talla XS del japonés entraba y salía de puño de Betty impertérrita, duro e insensible como un hueso. Mandy no tenía prisa. Percibía perfectamente como su puño jugueteaba a placer con mi excitación, esclava de su inagotable inventiva. Disfrutaba sintiéndome crecer dentro de su poderosa mano hasta un tamaño sin precedentes. Aflojaba para dejarme respirar y en seguida apuraba el ritmo para registrar un nuevo record de expansión en mi campeón.
    
    -A que nunca te habían puesto tan grande?
    
    Comprimió mi miembro contra mi vientre. La punta, que ardía en tonos morados, superaba el nivel del ombligo.
    
    -Apuesto a que no. Ellas no saben hacerlo.
    
    Tiró de él hacia abajo venciendo la resistencia de los tendones que lo unían al pubis. Estaba tan tenso que tuvo que hacer mucha fuerza para alcanzar la horizontal.
    
    -Ves cómo te pongo, podrías levantar un autobús con este empalme.
    
    Mordiéndose la punta de la lengua, Mandy completó su imponente creación con un par de toques maestros. Sus ojos rodaron dentro de las órbitas.
    
    -Puede alguien medir esto? –chilló- Creo que es record mundial junior para machos de menos de 70 kilos.
    
    Sus labios devoraron la tira dorada. Si no fuese porque le costaría la descalificación ...
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