1. Begoña


    Fecha: 20/02/2020, Categorías: Fetichismo Tus Relatos Autor: Narciso Bello, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    BEGOÑA
    Begoña Es una señora de 42 años. Yo tenía 48. Llevaba tiempo en paro y había engordado mucho. Me presente a un curso para un trabajo. La profesora era Begoña. Por los nervios al principio no me di cuenta. Pero al tercer día vi que Begoña tenía unos tetones impresionantes. Estaba un poco rellenita. De cara no estaba mal. Pero esas tetas enormes me enloquecían. En cuanto al curso lo suspendí, pero aún, así me llamaron para trabajar.
    Dos años después me volví a apuntar al curso. Había adelgazado y recuperado mi físico seductor. Quería que me viese Begoña como era yo realmente. Daría cualquier cosa por conocerla y si pudiese hacerme amigo o salir con ella. Eran impresionantes sus pechos.
    Preguntando en clase conseguí hacerme amigo de Begoña hasta que fuimos a cenar. Terminé saliendo con ella. Afortunadamente estaba divorciada.
    El ir con ella es estar todo el rato cachondo, quizás no empalmado, pero sí sentirse caliente. Era una diosa.  Por la calle nos besábamos y me apretaba contra sus tetones. Siempre había soñado con tener una novia así.
    Fuimos a su casa. Nos desvestimos. Llevaba un sujetador del que escapaban aquellas moles de carne, duras y enormes. Y sus pezones ...
    ... eran gigantescos. Y no eran de silicona. Hay mujeres que tienen esas ubres. Naturalmente me tire a comérselas. Sus tetas estaban firmes. 
    -	Yo sé que te gusto por esto y no por mi persona- me decía.
    -	Que va. Me gustas como eres.
    Metí mi picha entres sus carnes calientes, sus volcánicos y gigantescos pechos. Cruzábamos nuestras lenguas. Me la chupaba con voracidad aquella diosa. Es una de las mujeres por la que más me he apasionado. Pero me hacía a la idea de que tarde o temprano me dejaría porque era ambiciosa, y quería hacérselo con un hombre con pasta.
    Follábamos en todas las posiciones. Me gustaba darla por detrás. E incluso se la metía por el ano. Y luego se la metía en la boca. Hacía todo lo que le pedía. También se sentaba encima dándome la espalda y le cogía sus tetones. Y lo mejor era ella encima hacia delante. Notaba todo su peso. Me hacía llegar al orgasmo por la fuerza increíble que tenía tan bien repartida en su cuerpo.
    Y por supuesto que ella me hacía pajotes con las manos y con sus pechazos. Y soltaba chorros y chorros de semen. Luego me encantaba ir a todos los sitios con ella. Era mi mujer ideal y procuraba frotar mi cuerpo con sus deliciosos melones.
     
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