1. Sus tacones se enterraron en mi IV


    Fecha: 09/01/2020, Categorías: Fetichismo Tus Relatos Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Siguiendo los relatos entre mi mujer Sandra y yo. Luego de pasar a la lluvia dorada y marrón ya habíamos llegado al límite de nuestras practicas fetichistas. No siempre pero a menudo  Sandra me utilizaba como su WC personal, me regalaba su caquita y yo la degustaba extasiado, limpiaba su culto con mi lengua. Ella se cuidaba mucho, dieta muy sana, su ojete era perfecto. Sus pies bien cuidados por mi con cremas y exfoliantes recibían a diario un baño de leche y miel, luego para no desperdiciarla yo me la bebía. Ya tenía casi 40 pares de sandalias y mules que aleatoriamente utilizaba para marcarme con sus tacones el pecho, el abdomen, la espalda, mis testículos, y mis pezones, ella disfrutaba al realizar esas marcas y yo yo también.
    En la historia pasada conté como mi mujer venía bastante molesta con un empleado y dijo que lo despediría. Era un viernes por la tarde. El sábado al mediodía que llegó comimos juntos, luego de comer mientras tomaba su baño de leche y miel en sus pies me comentó que había despedido a su empleado y que este le había duplicado que le diera otra oportunidad. Sandra le había dado la dirección de nuestra casa y le había dicho que lo esperaba hoy por la tarde. A eso de las 6 sonó el timbre. Yo fui a abrir la puerta. Apareció tras ella un hombrecillo de mediana estatura, calvo, calcularía yo de unos 50 años. 
    - Perdón, es está la casa de la Ingeniero Sandra(me dijo). 
    - Si respondí, pase usted.
    Lo pasé al salón. 
    - siéntese dije, Sandra viene en un ...
    ... momento. ¿desea tomar algo?
    - no gracias. ¿Es usted su esposo? Preguntó.
    - si, dije.
    - buenas tardes dijo de repente Sandra, veo que eres puntual Tomás. Sandra estaba ataviada con unos shorts cortos negros, una camiseta que dejaba ver su ombligo y unas sandalias destalonadas altas de unos 8 cms de tacón fino. Sus uñas pintadas de rojo intenso y una cadenilla de oro en el pie izquierdo. 
    - buenas tardes señora dijo el hombrecillo. He venido a la hora que me ha ordenado usted.
    Sandra se sentó en uno de los sillones del salón permaneciendo nosotros dos de pie.
    - Tomás, como te había dicho, he quedado muy contrariada por tu falta de obediencia, de tal manera que he decidido despedirte.
    - señora  todo ha sido un mal entendido, usted sabe que yo la he obedecido en todo, quiero pedirle humildemente otra oportunidad y diciendo esto inmediatamente se arrodilló ante ella. 
    - no tengo adonde ir señora, nadie va a darme trabajo, le ruego que me de otra oportunidad.
    A Sandra se le dibujó una sonrisa en su rostro y dijo: siempre supe que eras un arrastrado Tomás, viudo y con 3 hijos, siempre miraba como me veías, veias mis pies con deseo de besarmelos. Vamos, besa las suelas de.mis sandalias y chupa mis tacones. Inmediatamente el hombre se arrastró debajo de las suelas de mi mujer, besándolas y chupando sus tacones. 
    - quítate la camisa y te acuestas boca arriba ordenó Sandra.
    El hombre se quitó su camisa y se tumbó en el suelo. Sandra se paró frente a él y me dijo: dame la mano ...
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