Ducha - Relatos Eróticos

Ducha

Llegue al departamento de mi amiga Krisha lista para una noche de estreno.

Ella es travesti, como yo, y desde que nos conocimos hemos disfrutado en privado. Hace un tiempo, yo como hombre la hice mía. Y en otro momento, ella como hombre me hizo suya.

Hoy saldríamos por primera vez como chicas a un bar, a exhibir al mundo lo que nos hace mujeres.

Me fui a bañar y aproveché para depilarme un poco. Tenía pocos vellos, pues ya me había depilado hace unos días; pero quería lucir impecable esa noche.

Parece que me demoré demasiado, pues Krisha me llegó a apresurar pues debía bañarse ella. Se encontraba aún vestida de hombre, con una camiseta y buzo.

Mi transformación por fuera me transforma por dentro. Como hombre nunca he vuelto a ver a otro hombre; pero vestida me convierto en devoradora. Krisha es igual y eso cimentó nuestra amistad.

Pero ahí parada, insistiendo que me apurara, pícaramente invité a que se me uniera.

Me miró curiosamente, como considerando que hacer. Luego se sacó la ropa y así entró al baño.

Nunca nos habíamos encontrado así. Como dos hombres. Pero en esa ducha, me sentí cómoda (cómodo). Tenía claro el placer que sentía como hombre al estar con mujeres y travestis, y la absoluta transformación de disfrutar como chica el placer que da un hombre, pero esto era nuevo para mí. Nuevo y excitante.

Nuestros cuerpos se fundieron bajo el agua en una caricia profunda e infinita. Frente a frente nos besábamos, pero nuestras manos buscaban ...

... incansables cada centímetro que podrían tocar entre nosotros. No sé cuánto tiempo paso. No queríamos que terminara.

Había una pequeña lucha, consiente o inconsciente. Quien se daría vuelta? Quien se entregaría. Quería que me volteara y él quería lo mismo. Las nenas luchaban por salir, por volver. Tomar el control para ser dominadas. La paradoja de las putas.

Mientras nos masturbándonos mutuamente, pene sobre pene, hice mi movida. Con un giro de gracia, puse mi culito contra su miembro. Arque la espalda, entregada y al mismo tiempo tomando lo que quería. Miré hacia atrás, con la mirada traviesa de la chica que se robó una dulce golosina y miré su sonrisa de exasperado gusto.

Gané... y me haría pagar por ello.

Sobradamente enjabonados y enjuagados, no había mucho que lubricar. Me la dejó ir de una, fuerte y al fondo, y yo solté ese aullido de la puta empinada.

Sin compasión me siguió dando, sometiéndome contra la pared. Sus manos fuertes en mis caderas. Mis manos en la pared, con un pie en el muro que separa la ducha del baño. Me azotaba con fuerza, con pasión, con esa intensidad que solo tiene el que busca destrozarte el culo y oírte gemir.

Me sentí venir, y a riesgo de perder el balance, liberé una de mis manos para masturbarme. Krisha, empeñada en su faena, noto el movimiento y me dio un palmetazo en la mano. "No, no, no ricura", me dijo, y me presionó aun mas contra la pared.

Tan extasiada estaba que no protesté y más aún cuando sentí su pene henchirse dentro ...