Lola, la tetona - Relatos Eróticos

Lola, la tetona

LOLA,LA TETONA
Tenía 42 años y tenía un trabajo donde había mucho personal y la mayoría eran chicas y sobre todo jóvenes. Una de las chicas era Lola. Tenía un puesto de profesora de cursos de formación. Entonces no me fijaba mucho en ella porque había demasiadas mujeres que adorar.
Después de un año de trabajo me cambiaron a otras tareas y era en otra oficina que estaba en un pueblo de Madrid.
Y allí estaba Lola. 
Una chica de unos 32 años y con un físico espectacular. Robusta pero bien formada. Con unos pechos espectaculares. Culo saliente. Y su rostro algo duro pero atractivo y femenino.
Una compañera no hablaba bien de ella insinuando que quizás se acostase con los superiores para ganarse un determinado puesto. Yo concretamente no se que es lo que hacía, pero no estaba sentada en ningún puesto. Ella utiliza su anatomía sensacional para dominar a los hombres.
En aquel entonces andaba muy pegado a una chica llamada Carmen Madariaga, pero no conseguía nada de ella. Me di cuenta de que Lola existía.
Me di cuenta de que en una ocasión hablaban de mí, ella y otra mujer que era profesora de cursos. Lola decía que yo le encantaba.
Otro día creo que estábamos en la sala de descanso y me fije en ella y en esos pechos que son de los más grandes. Ella se dio cuenta y ponía una pose para que la mirará más.
Lola era una mujer mal ...

... pero muy bondadosa con su pareja. Tenía un novio y hacía todo por él.
En una ocasión hablaba mal de un grupo de compañera entre las que se encontraba Ana Primo que habían contratado un espectáculo de boys y se lo habían pasado de muerte. Pero Lola era un poco falsa. Ella también estaba relacionada con el mundo del sexo.
La deseaba. Quería tener sexo con ella. Y así se lo dije. Me cogió de la mano y fuimos a un lugar oculto. Allí nos besamos y yo lo único que hacia era sobar sus pechos cubiertos por su jersey. Me hizo jadear. Morreábamos con nuestras lenguas juntas.
Luego la invité a mi casa.
Cuando se iba desnudando mi corazón latía cada vez más de prisa. Llevaba un sujetador con unos melones enormes. Su cuerpo desnudo era exagerado. Lo primero que hice fue meter mi pene entre sus grandes tetas. Ella me hacia una cubana prodigiosa. No tarde en correrme. “mas, más”, dije yo. Se puso a chupármela alternando con una cubana. Luego me la follé como ella quería que era por detrás. Ella gritaba de placer. Yo procuraba agarrar sus tetazas. ” Déjame que te dé por culo”, le dije. “Todo, todo”, me contesto. Me puse un condón y se la introduje. Como gozábamos. Ella era una puta caliente. No aguantaba mucho y la saque y volvía a correrme entre sus tetas.
Fue una tarde muy buena. Como era lógico ella tenía novio y no volvimos a vernos más.