Mi mamá y mi amigo Francisco - Regreso 4 - Relatos Eróticos

Mi mamá y mi amigo Francisco - Regreso 4

... bien y sujetar bien la rienda para guiar al caballo.
Parece más sencillo de lo que pensaba señora Norma. – contestó Francisco mientras sentía los movimientos de mi madre que lo llenaban de placer.
Ay amor, pero de esa forma no le vas a enseñar pues necesitas un caballo y pueda practicar como se debe. – dijo mi padre.
Jajaja lo sé, lo sé, pero acá no tenemos caballo así que quizá pueda improvisar con Francisco y sea él el caballo. – contestó mi madre riendo jocosamente.
¡Qué ocurrencias tienes! Pobre del muchacho jajajaja. – dijo riendo mi padre sin pensar siquiera que con quienes hablaba se encontraban entregados al sexo en sus mismas narices.
Claro, así va a ser mi caballito y se va a dejar cabalgar todo lo que yo quiera. – contestó mamá siguiendo con sus movimientos y sintiendo las manos de mi amigo acariciando sus senos. ¡Arre, arre, arre caballito!
Pobre de mí señor Roberto solo me queda obedecer a su esposa. – dijo Francisco disfrutando de ingenuidad de mi padre.
Y a pesar que fueran muy descarados para hacer eso, tenían razón en arriesgarse pues mi padre no desconfiaba de ellos, quizá por la diferencia de edades, quizá porque Francisco siempre se mostró educado o quizá porque era negro y no imaginaba que mi mamá se fuera a sentir atraída por una experiencia interracial… craso error pues la realidad era otra. La cama donde descansaba después del trabajo en su ausencia se convertía en el campo de batalla de mi madre y mi amigo que se habían convertido en muy ...

... buenos compañeros sexuales.

Luego de un momento mi papá les dijo que ya se iba a descansar y mientras aún se reía de lo acontecido y que él tomaba como un simple juego. Al otro lado de la línea telefónica, esos dos cuerpos seguían inmersos en su placer sin nadie que los pudiera interrumpir.

Uffff ufffff así te gusta Francisco, así te gusta que te cabalgue tu amazona. – gimió mi madre moviéndose más rápido al sentir la virilidad de mi amigo.
Me vuelve loco señora, por mí la tendría cabalgándome por siempre. – gruñó agregando. Su concha siempre será la más rica que probaré.
Mi madre se agitaba y revolvía sus cabellos rubios mientras gemía descontrolada víctima de sus orgasmos pues Francisco siempre era muy grande para ella, pero aun así continuaba sin detenerse sumergida en esa mezcla de dolor y placer. Y después de un buen rato su cuerpo se entumecía al sentir el semen caliente de su amante que invadía su útero mientras mi amigo temblaba y gruñía como un animal salvaje al descargar por completo sus huevos. Luego ella se levantaba y se limpiaba con el papel higiénico y Francisco se quedaba echado hasta que mi madre regresa de limpiarse y se acostaba al lado de él y descansaban después del polvo que habían compartido. Y en ese caso pues conversaban y se reían al recordar lo ocurrido con mi padre y que de todas maneras volverían a repetir otro día pues sin querer ese juego los excitaba muchísimo.

También algunas veces conversaba con mi amigo sobre el sexo y normalmente me ...