1. Cambiando la rutina


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: La jefa del gremio😈, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mordiscos, primero suaves y luego cada vez más fuertes, y yo me retorcía de placer. 
    Se aleja por un momento y muero de intriga, quiero saber que es lo que planea hacer, me quita la mordaza, me besa, me sienta al borde de la cama y siento como acaricia toda mi cara suavemente con su pene, lo pude sentir muy firme y tieso, me moría de ganas de tenerlo en mi boca pero él no lo permitía, comenzó a darme pequeños golpes con su pene en mi rostro y mi cuerpo reproducía una serie de jadeos ardientes que no pude evitar.
    El disfrute se escapaba de mis manos, de mi cuerpo, de mi mente, escapaba a mi.
    Ese placer no era el simple placer de tener sexo, iba más allá de eso, mi mente alcanzó diversidades desconocidas y mi piel cada vez era más sensible.
    Me tiró bruscamente a la cama y acariciaba mi vulva con mucha pasión, pude sentir tres de sus dedos en mi interior mientras que con la otra mano apretaba mi cuello produciendo esa asfixia que tanto me encantaba, la sensación de ahogo y volver a recomponerme mientras él me masturbaba no se comparaba con nada.
    Volvió a ponerme en cuatro y dijo “Ahora, vas a ser mi putita” y yo sentí que finalmente llegaba el momento que tanto ansiaba.
    Me penetro sin emitir palabra, me hizo sollozar de placer y comenzó a cogerme duro y a darme muchos golpes, golpes que yo sabía que dejarían marcas en mis glúteos y eso me calentaba ...
    ... aún más.
    Nos inundamos en lujuria, realizaba movimientos rápidos y violentos, quería sentir su pene recorrer toda mi intimidad.
    Sentía como mi cuerpo se estremecía y como mis labios estaban sedientos, me jalo el pelo bruscamente y luego comenzó a apretar mi cuello para volver a hacerme sentir cómo renacía ante él, mis ojos quedaron en blanco por unos segundos y cuando me incorporé pude sentir como mi vagina se contraía una y otra vez sin parar, no hubo mordaza que calmara mis gemidos y fue ahí donde ambos no pudimos ni quisimos retener el orgasmo.
    No podía parar de acabar, perdí la cuenta de los orgasmos que alcance esa tarde.
    No paraba de gemir y de apretar mis piernas cada vez más fuerte, mientras que un temblor abarcó todo mi cuerpo e hizo que perdiera las fuerzas, no aguantaba que me toque, estaba muy sensible, el coito ya había culminado y yo no podía calmar mi cuerpo, una vez más el placer le ganó a la razón, mi mente no pudo con tanta pasión.
    Me abrazó acostado a mi lado hasta calmarme, terminamos el licor, comimos chocolates e imaginamos cuando sería nuestra próxima escapada de la rutina para volver a sentirnos así de vivos y así de amantes.
    Él se sintió el macho más poderoso del mundo y yo me sentí la puta más satisfecha de todas, pero al fin y al cabo lo que importaba era saber que él era MI macho y yo era SU puta y eso no cambiaría NUNCA.
     
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