1. Mi perrito piloto


    Fecha: 17/08/2021, Categorías: Zoofilia Autor: invitada, Fuente: RelatosEróticos

    Mi nombre es Sofía y llevaba casi tres años con mi novio, Alberto, cuando le encontré por sorpresa follando con mi mejor amiga. Nunca me había sentido tan triste, y caí en una fuerte depresión.
    
    Acostumbrada a follar cada día y llevando un mes "a dos velas", una tarde sin más compañía que mi husky de dos años, Balto, me dispuse a ver una película porno tumbada en mi cama.
    
    Las escenas y las forma en que me estaba tocando el clítoris me hicieron humedecerme salvajemente hasta conseguir mi primer orgasmo, débil pero placentero.
    
    Con mis suaves gemidos, Balto despertó de su siesta y vino hacia mí. Le acaricié el hocico, como siempre hacía, sin darme cuenta de que tenía la mano empapada en jugos vaginales. Me dí cuenta cuando mi perrito empezó a lamerme frenéticamente la mano. Nunca me había planteado la zoofilia, pero llevaba tanto tiempo sin follar, quería tanto a mi perro y estaba tan caliente que pensé que el momento era idóneo.
    
    Subí a Balto a la cama, me saqué la ropa, abrí las piernas y dirigí su hocico hacia mi coño. El olor a hembra en celo le volvió loco y comenzó a lamerme de una forma brutal. Tuve un orgasmo impresionante cuando mientras metía su lengua en mi coño, frotaba su nariz ...
    ... contra mi clítoris, fue maravilloso.
    
    Tras estar así un rato, decidí que era el momento de darle placer a él. Cogí su polla entre mis mano y empecé a masturbarle suave, y cuando ví que ya salía lo suyo, metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a chupársela.
    
    Balto bombeaba y pensé que era el momento. Le dejé y me puse a cuatro patas en el suelo. Como un loco me montó y empezó a bombear, sin conseguir metérmela. Le ayudé, guiándole hacia mi coño hasta que consiguió meterla. Empezó a follarme frenéticamente y yo notaba como su polla perruna se hacía cada vez mayor, hasta llenarme por completo.
    
    Estuvimos así por un espacio mayor al que mantenía con mi novio, y mientras Balto me follaba, yo me acariciaba el clítoris, teniendo repetidos orgasmos.
    
    De repente sentí como una explosión de semen caliente me llenaba… era el clímax de mi perro.
    
    Estuvimos quietos durante un tiempo, hasta que Balto salió de mí, y tranquilamente, se puso a dormir de nuevo. Me levanté y vi como salía de mi interior una gran cantidad de semen perruno, fue delicioso.
    
    No he vuelto a hacerlo con él, porque ocurrió hace muy poco, pero sé que cuando le necesité, volverá a darme el mejor placer que nunca había sentido. 
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