1. La prima de mi padre, virgen y cuarentona


    Fecha: 14/08/2021, Categorías: Gays Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    El sol daba fuerte. Los escarabajos y sus larvas habían acabado con las hojas de las patatas. El azadón entraba en la tierra levantando un polvo que secaba la garganta. Mucha, con una pañoleta en la cabeza, y sudada, levantó los brazos de su vestido de asas para echar un trago de vino tinto de la bota. Vi el negro vello de sus sobacos y mi verga reaccionó levantando la cabeza. Le quitó el pitorro. Bebió. Por la comisura de sus labios cayó el vino tinto, bajó por su canalillo y se perdió entre sus grandes tetas. Limpió la boca con el dorso de su mano derecha y después me pasó la bota. Yo, con una visera protegiendo mi cabeza del sol y con mi torso moreno y musculado al descubierto, bebí, le devolví la bota y seguimos sacando patatas mientras petirrojos, gorriones, verderones, palomas, mirlos, y otras aves se hartaban de comer bichos. De cada pie sacábamos más de dos kilos de patatas. Eran patatas grandes, muy grandes. Daba gusto recogerlas.
    
    Mucha era una solterona de 44 años y era prima carnal de mi padre. Decían las viejas de ella que le gustaban los coños más que el chocolate. Era una mujer morena, alta, fuerte, de pelo largo, recogido en una coleta, de ojos negros y labios a la Jolie. Era guapa y con todo más que bien puesto. Buen culo, espectaculares tetas y anchas caderas.
    
    Yo tenía 18 años, y tenía vacaciones. Levantando aquellas patatas me ganaba unos dineros para salir el fin de semana.
    
    Cuando estaba sacando patatas detrás de Mucha mis ojos no se apartaban ...
    ... de su tremendo culo y cuando estábamos frente a frente del canalillo de sus enormes tetas. Ella sabía que le miraba para las tetas y no me decía nada, al contrario, echaba vistazos al bulto de mi pantalón y a mis pectorales. Llevé media tarde con la verga morcillona, y es que a veces, cuando me miraba al paquete, me parecía que estaba deseando meterme mano, y no creo que esta impresión la causara las ganas que tenía yo de meter mi mano entre sus piernas.
    
    Me preguntó por los estudios. Me habló de lo gamberro que fuera cuando era niño. Me habló de todo menos de lo que yo quería que me hablase, de chicas.
    
    A las seis de la tarde paramos para merendar. Puso un mantel sobre la hierba de un pequeño campo que había cerca de la huerta, al lado de una gran roca y bajo un roble. De la cesta sacó el pollo frito, un garrafón de vino tinto de cinco litros, con el que nos lavamos las manos, y el pan... Comiendo, le pregunté:
    
    -¿Por qué no tiene novio con lo guapa que es?
    
    Me sonrió, y me respondió:
    
    -¿Crees que soy guapa?
    
    -Mucho. Por eso no me cuadra que esté sola.
    
    -Mejor sola que mal acompañada. -su rostro se puso serio- La vida puede ser muy jodida si una persona está mal acompañada.
    
    -¿Puedo hacerle una pregunta delicada?
    
    -Puedes.
    
    -¿Son verdad esos rumores de que le gustan las jovencitas?
    
    Volvió a sonreír.
    
    -Esa no es una pregunta delicada, es una pregunta indiscreta, y viniendo de quien viene...
    
    -¿Qué quiere decir con eso?
    
    -Digamos que sé que tienes ...
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