Martha la directora de san Fernando 3 - Relatos Eróticos

Martha la directora de san Fernando 3

Martha Capitulo 3 Nació un hermoso varón, Fernando fue su nombre en honor al actual sitio donde vivían, era la adoración de Martha, ella desde bebé lo colmaba de besos, el niño creció en un seno lleno de amor y cariño, los cuidados para él no eran medidos, tenía todo lo que ocupara… y deseara. Martha a sus 19 años era una mujer muy atractiva, sus pechos eran unas ubres generadoras de leche, pero estas eran sólo para su papá, sus hijos y los clientes que pudieran pagar por ella, llegó a su casa del trabajo, era maestra en una escuela primaria, estudiaba y trabajaba, era el empleo ideal para alguien con sus “gustos”, sus alumnos la adoraban, para ellos era la mejor maestra, les enseñaba con la mayor paciencia y amor del mundo y las recompensas que ella les daba no se las daba nadie más. Más de uno fue amamantado por ella, eso enloquecía a los chicos y algunas niñas; llegó de su trabajo y en su casa la esperaban sus tres hijos, en ese entonces Fernandito tenía 7 años, Patricia 5 años y Carlos apenas dos, eran su adoración, llegó y lo primero que hiso fue despedir a la niñera, le pagó el día y ella se fue, una vez cerrada la puerta los tres se abalanzaron sobre ella y la colmaron de besos, la besaban en la mejilla en su cara, en el cabello y en su boca, en esta última se quedaban más tiempo, Fernando y Paty le metían lengua y lo hacían más sensual, Carlitos era muy pequeño, solo le daba pequeños piquitos, ella igual lo recibía con mucho amor, sabía que en unos años más sería ...

... un besador nato. ‐ Mami ¿iremos arriba?—pregunto Fernandito muy entusiasmado ‐ Si mi amor, ya sabes que si ‐ ¿Y yo?—había hablado Paty ‐ Esperas aquí mi amor y cuidas a tu hermano, ya sabes que esto lo hacemos solos, después juego contigo ¿está bien? ‐ Si mami Martha tomó de la mano a Fernandito y subieron al segundo piso, Fernandito emocionado entro corriendo a la recamara y de una brinco cayo en la cama, los zapatos volaron fuera de sus pies, Martha lo miraba divertido, se paró frente a la cama y de forma sensual se fue despojando de su blusa, desabotonó botón por botón ante la mirada ansiosa de Fernandito, abrió lentamente su blusa y quedó frente a su hijo solo en sostén y falda, el niño movió inquieto sus piecitos y miró como su mamá desabrochó el sostén de la parte de adelante, lo abrió y sus ubres emergieron, enormes, brillantes, congestionadas de leche, tanto que escurrían solas. ‐ ¿Tienes hambre? ‐ Si. Mucha Martha subió lentamente a la cama y gateando se acercó a su hijo que se relamía los labios, sus ubres colgaban como las de una vaca, ella le gustaba excitar a su hijo con esa postura, sonrió cuando vio como el pequeño se acarició su entrepierna, se subió en el y el pequeño abrió su boquita, la mama derecha de Martha se balanceaba sobre la boca del pequeño y fue bajando sintiendo el mayor placer al sentir como los pequeños labios se posicionaban del pezón ‐ Aaahhh, mi bebé, anda come leche de mami El niño tomó la enorme mama con ambas manos como si fuera un enorme ...