1. Caminando


    Fecha: 18/07/2021, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Caminaba por la hacienda para despejarme cuando oí unos gemidos muy eróticos que venían de una pequeña quebrada. Me asomé con cuidado, y ante vi apareció una hermosa y muy erótica visión. Una hermosa hembra rubia cabalgaba sobre el sexo de un negro muy fuerte, musculoso, y muy bien dotado. Mi sorpresa vino casi de inmediato al descubrir que era mi hija gozandose a uno de los peones de la hacienda. Pensé encararlos, pero al ver el placer de mi hija en brazos de aquel negro no consideré buena idea enfrentarlos.
    
    Me puse a observarlos y viendo como se movía mi bella hija sobre aquel semental, y escuchar sus gemidos de placer y la ternura con que se besaban y tocaban, comprendí que no lograría nada enfrentandolos, así que miré como se amaban. Mi hija llegó dos veces al orgasmo y al ver que él no acababa, le ofreció su hermoso trasero. Fue entonces cuando observé el largo y grueso pene de aquel hombre, y supe que mi hija tiraba con el frecuentemente. Quedé sorprendido al ver ese sexo perderse entre las bellas nalgas de Judith, y me excité mucho con sus gemidos. El negro acabó y ambos se besaron con deseo largamente volviendo a copular.
    
    Al ver que se vestían me fuí a la casa, allí vi a mi bella hija llegar. Vestía unos shorts muy ajustados que no ocultaban sus bellas formas, una blusa que dejaba ver su bello vientre, y unas sandalias romanas. Le dije: No había notado lo bella mujer en que te has convertido, Judith, pareces una Diosa. Ella me sonrió y preguntó: ¿Hay ...
    ... alguien en casa? No, contesté, es sábado, ya todos se fueron. Entonces empezó a desnudarse provocativamente frente a mi. Mi sexo se erectó y ella lo apretó suavemente con sus manos, lo descubrió y empezó a besarlo. Pronto me estaba dando la más rica mamada de mi vida. Empezó a desnudarme y al hacerlo me llevó a la piscina. Allí se abrazó a mi cuerpo deslizando mi pene en su cálida y húmeda vagina, y empezamos a tirar con lujuria. Me estaba cogiendo a mi bella hija de 18 años y la besaba y manoseaba con lujuria. Ambos acabamos juntos.
    
    Al terminar se acostó en el borde de la piscina con sus piernas bien abiertas y me dijo: Papi, dame una buena mamada, cómeme con deseo, hazme sentir deseada. Con mi boca y dedos le di tres orgasmos, y hubiera seguido, pero ella me rogó que parara, pues no podía más. Esa noche entró a mi cuarto desnuda y me dijo que quería ser mi mujer para gozarme todos los días, y volvimos a copular con deseo.
    
    Empecé a seguir a mi hija y descubrí que tiraba con unos 10 peones de la hacienda y a todos los volvía locos de deseo, pero ninguno eyaculaba en su vagina, pues los hacía ponerse preservativos, yo era el único que eyaculaba naturalmente dentro de ella.
    
    Han pasado 2 años, Judith ha tirado con unos 40 diferentes peones, todos negros. Hace poco me pidió trabajar en las oficinas de la hacienda y encargarse del reclutamiento de nuevos peones y el personal. Escoge hombres negros, los lleva a ver la hacienda y tira con ellos, si la complacen y le gusta los ...
«12»