1. Beatriz I


    Fecha: 13/07/2021, Categorías: Sexualidad, Autor: Pzonito, Fuente: CuentoRelatos

    Beatriz es una de esas amigas que te acompaña toda la vida, que cuando la tienes cerca pasa desapercibida y, la echas a faltar muchísimo cuando no está. Nos conocimos en la Universidad y siempre me llamaron la atención sus estratosféricos pechos, su conversación inteligente y su saber estar en todos los ámbitos. Ella se consideraba una hedonista. No tenía novio y yo, en cambio, sí estaba con mi novia de toda la vida y todos los flirteos no pasaron nunca a nada más.
    
    Como Beatriz era una amiga excepcional nos seguimos viendo cuando finalizamos la carrera, de vez en cuando quedábamos para tomar un café y ponernos al día, alguna cena y… al final lo que tenía que pasar, pasó. Una cena finalizó de manera más amistosa de lo previsto, el vino, el chupito, el flirteo y dentro del coche la cosa pasó a más. Por fin pude gozar de su voluptuosa anatomía y de un sorprendente talento para el sexo, entregada, sensual y no decía no a nada.
    
    Hubo épocas en que desconectábamos y no nos veíamos durante meses pero al reencontrarnos para ponernos al día, lo hacíamos en todos los aspectos.
    
    Una cosa que nos encantaba era ir al cine, a ver películas cada vez más subidas de tono, en una ocasión, aprovechando que no había demasiada gente en la sala, empecé mi acometida con caricias discretas a sus pechos por encima de la camiseta, ella respondió con besos húmedos y con caricias a mi entrepierna por encima del pantalón, yo arriesgué y le subí la camiseta, y empecé a acariciar sus pechos al ...
    ... natural apartando el sujetador, sus gemidos fueron entendidos como aceptación y bajé por su cuerpo hasta su sexo, lo acaricié y finalmente introduje un dedo. Beatriz perdió el control, y sus gemidos se empezaron a descontrolar. Yo también olvidé el lugar y me dejé llevar, le saqué los pechos, me pareció percibir que alguien de delante se giró y nos estaba observando, me dio igual.
    
    Ella tampoco se quedó quieta y liberó mi pene, inició una enérgica masturbación, yo mantenía las manos ocupadas en sus pechos y ella decidió tomar la iniciativa, se olvidó de la película y se agachó para iniciar una fantástica felación, sin tregua, tras unos minutos yo ya no pude más y lo dejé ir. Volví a mis quehaceres con su sexo, ella ronroneó de nuevo y me dio vía libre, no cejé en mis caricias hasta que ella me dijo, que parara, que ya se había corrido. No hubiera hecho falta, tuvo un orgasmo muy evidente, para mí y para otros espectadores, no de la película a estas alturas, teníamos en nuestra fila a dos hombres acariciando las butacas contiguas a las nuestras. Ante una tesitura tan complicada decidimos que era mejor dejar la película a medias, nos recompusimos como pudimos la ropa y abandonamos la sala precipitadamente.
    
    Tras esa aventura, repetimos frecuentemente la misma rutina, comida con vino, chupitos y sesión de cine.
    
    La confianza con una amiga con Beatriz, sólo podía que aumentar y nuestra compenetración amistosa aumentaba, nos atrevimos a iniciar algunos escarceos en público más ...
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