Siempre me calentaron los viejos (6)
Fecha: 10/07/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... edad…
-¿Cuántos años tenés, precioso, y cuál es tu nombre? –me preguntó el viejo de pronto.
-Tengo dieciocho, señor, y me llamo Jorge…
-Jorgito, todos le decimos Jorgito… -corrigió don Ernesto…
-Pero sí, si es un chico, yo no le daba más de quince… -dijo el señor Antonio mientras yo seguía mirando al piso, avergonzado y caliente a la vez…
-¿Y el collar? –quiso saber el vecino.
-Ah, es porque es nuestra mascota… Le gusta sentirse un perrito…
-Caramba, es muy excitante esto… -dictaminó el señor Antonio y entonces don Ernesto dio por terminado el diálogo no sin antes prometerle al vecino que hablaría con don Benito para ver si era posible sumarlo. Y para dar por terminado el diálogo me ordenó: -Saludá al señor…
-Buenas tardes, señor Antonio… .murmuré con voz temblorosa…
Adiós, nenito lindo… -me contestó y mientras don Ernesto me sacaba del patio yo deseaba que don Benito aceptara incorporarlo al juego,
Don Ernesto me llevó al living, ocupó una silla y me ordenó que me echara boca abajo sobre sus rodillas. Lo hice ...
... temblando de calentura al saber lo que me esperaba y cuando estuve en posición me dijo mientras me sobaba las nalgas: -Bueno, Jorgito, ahora te voy a enseñar qué precio tiene la desobediencia…
-Sí, don Ernesto… Castígueme… Me lo merezco… -supliqué…
Y empezó con los chirlos. Dolor y placer, placer y dolor… Cada chirlo arde y ese ardor es de una voluptuosidad indescriptible de tan placentera…
Yo movía las caderas de un lado al otro a cada chirlo y mi pene se iba poniendo más y más duro cada vez que la pesada mano caía sobre una u otra de mis nalgas… No sé cuántos chirlos me dio hasta que me autorizó a levantarme…
-Espero que hayas aprendido la lección, Jorgito… -me dijo mientras yo me frotaba las nalgas…
-Gracias por la lección, don Ernesto… -fue mi respuesta y enseguida fuimos al dormitorio, donde debí chuparle la verga, tragar toda el semen que me echó en la boca y esperar, abrasado de calentura, hasta que recobrara fuerzas y me penetrara por el culo. Sólo después de llenarme el culo de semen me autorizó a que me masturbara.
(continuará)