1. La mujer de Ricardo


    Fecha: 26/06/2021, Categorías: Humorísticos Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorprendido probándose mi ropa. El discreto encanto de la discreción cayó, también con el mezcal. ¿Y eso cómo te hace sentir? Pregunté en tono de psicoanalista y me dispuse a escribir en una libreta fantasma. Me siento frustrada sexualmente, socialmente y todo lo mente que se te ocurra. Tienes unas piernas muy bonitas, ¿Eh?, las piernas, están muy bonitas, ¿Te gustan?, sí, me gustan. Desde la universidad nadie me decía que estaba bonita. (No le quise aclarar que las que me parecían bonitas eran sus piernas y no su cara de caballo viejo.) Pero en la universidad me lo decían porque querían cogerme, ¿Y funcionaba?, Sonrío y se quedó un rato como ensoñando. Ya ni me acuerdo cómo es eso, ¿sabes?, ¿Coger?, Sí, ¿Por qué? Pues mira, nuestra hija menor tiene 12 años, así que supongo que tengo 12 años sin coger. ¡¿12 años?! ¿Pero qué carajos?, Te puede parecer una estupidez pero yo me casé enamorada, No me parece una estupidez, sólo una terrible ingenuidad, ¿no sabías las preferencias de Ricardo?, Creo que las sospechaba, pero yo lo amaba o eso creía y me aferré a eso, me aferré a mi amor más que a cualquier dictamen de la inteligencia, ¿tiene eso algún sentido?, Tiene todo el sentido, Gloria, todo el jodido sentido del mundo.
    
    Tomo mi chaqueta. Es cierto que esta mujer me atrae, pero creo que tendré tiempo de intentar seducirla en otra ocasión. Me sirvo el último trago de mezcal. Bueno, ha sido un gusto conocerte pero es tiempo de que me vaya a dormir. No, espera, creo que ...
    ... tengo una botella de vino tinto por aquí. Corrió a la cocina trastabillando para encontrar el mentado vino tinto; yo la verdad no quería beber vino tinto, pero creo que la caballona no quería quedarse sola con su hombre marica y su perro marica todavía. ¿Me puedes ayudar? Está muy alto. Fui y ahí estaba, en verdad había una botella de vino tinto ya algo empolvada. La sujeté y la bajé y al darme la vuelta, Gloria, la mujer de Ricardo el marica, me besó en la boca y pasó sus delgados brazos por detrás de mi cabeza. Sentí su nariz de zanahoria picoteando mi nariz. Su lengua seca se introdujo torpemente en mi boca; era como el beso inexperto de una puberta, me dio tanta ternura que respondí levantándole el vestido y acariciando sus piernas. Mordí la orilla de sus labios, la sujete de las nalgas y la puse sobre la barra de la cocina integral. Desabotoné su vestido pero me fue imposible quitarlo. Bajé las mangas y nada, traté de desabrocharlo y nada. Tomé un cuchillo, hice una pequeña incisión y rasgué el resto. No sé si sería un vestido caro o barato, pero sé que lo dejé inservible. Sin probar antes alguna otra opción, también corté y desgarré el sostén y los calzones. Creo que su ropa interior, que era probablemente de alguna marca cara, sí le dolió, pero era mayor su excitación y no me reprochó nada. Ahí estaba, ella desnuda en su propia cocina. Yo estaba completamente vestido, traía hasta mi chamarra de piel y mi bufanda, porque estaba preparándome para irme cuando me tomó por ...