1. Mi esposa… (3)


    Fecha: 22/06/2021, Categorías: Intercambios Autor: Lucas, Fuente: CuentoRelatos

    ... rebosante culo de mi compartida y complaciente esposa quien seguía meneando sus curvas sin parar de gimotear excitantemente.
    
    Él se mantuvo dentro de ella un buen rato todavía, vertiendo pacientemente toda su hombría en profundas penetraciones cuya frecuencia y rudeza menguaban poco a poco mientras que a manos llenas estrujaba sádicamente los enormes senos de mi mujer al mismo tiempo que succionaba alternadamente sus gruesos e inflamados pezones para luego penetrar rudamente su vagina lengüeteando también uno de sus femeninos oídos y musitando quien sabe qué cosas. Luego, cuando sintió que su satisfecho pene se había ablandado saliéndose solo del anegado coño de mi esposa, se puso de pie lentamente, bufando y repasando con la mirada una y otra vez, la voluptuosa desnudes de mi señora quien sudorosa continuaba contorsionándose extasiada, gimoteando y jadeando con gran satisfacción. Mi amigo aprisionó con la mano derecha uno de sus gruesos pezones y tirando de él hizo que mi esposa se incorporara lo suficiente para encajar su estirada lengua en la abierta boca de ella, fusionándose rápidamente en un prolongado beso en el que ella ponía todo su afán mientras él continuaba torturando aquella carnosa punta del hermoso pecho de mi dama, apretándolo entre su pulgar y la segunda falange de su dedo índice. Finalmente, convencido de la docilidad de la hembra que había domado, dejó libre el inflamado pezón que pellizcaba y alejándose de su boca luego de decirle algo al oído, asestó un ...
    ... sonoro manotazo en el soberbio pecho de mi mujer arrancándole una vez más un estimulante quejido sexual que me dejó alucinado. Él, victorioso y satisfecho, tomando el albornoz que había quedado por ahí, salió de la pieza rumbo al baño no sin antes darme un beso en la cabeza cerca de la frente además de unas palmaditas en el hombro. Ella en cambio, todavía acariciando la magnitud de su clímax, permaneció en aquel lecho de perversiones retorciéndose y tocando extasiada sus grandes pechos y sus propios orificios como queriendo conservar la sensación de sentirse hembra a plenitud y sacando con sus largos dedos el semen que en abundancia seguía rebosando de su ano y sobre todo de su vagina, llevaba los mismos a su boca para saborear la mezcla de nuestros espermas como si se tratase de un delicioso manjar.
    
    Quede azorado al ver la ingente cantidad de semen que brotaba de su abierta vagina cuando ella levantó su delicada espalda para sentarse vanidosamente frente a mí, haciendo gala de su condición de perra en celo. Yo, apretando en mi mano una vez más mi pene, mientras con los ojos repasaba alternativamente su encharcada entrepierna y su viciosa mirada, le dije en tono juguetón que ahora sí debía sentirse completamente satisfecha. Ella, esbozando en sus rojos y húmedos labios una seductora sonrisa me contestó un sarcástico -¿tú crees?-, y luego voluptuosamente se acercó hacia mí para engullir mi verga con increíble voracidad, mientras gimoteaba excitantemente como si en el fondo ...
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