1. A Ramón


    Fecha: 10/06/2021, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acostándome en su pecho, penetrado hasta la magnitud más grandísima del embelesamiento.
    
    En adelante se consolidó toda una historia de abusos de los cuales me volví adicto. A la mañana siguiente desperté alrededor de las 11:00 a.m. y me dirigí al baño a tomar una ducha; el agua caía placenteramente y resarcía mi dolorido cuerpo, cuando lo sentí detrás, mojándose conmigo y con la verga nuevamente tiesa como una viga. Separó mis piernas y allí contra la pared del baño y el agua cayéndonos encima, me lo hizo nuevamente descargando en mi recto el renovado contenido de su garrote. Posteriormente me hizo arrodillar y cuando me disponía a chuparselo, él se empezó a orinar encima de mí, bañándome con su caliente micción, que por cierto me encantó.
    
    Luego bajamos al comedor y preparado por él, un frugal almuerzo nos esperaba, mas sin embargo, me ordenó que me metiera debajo de la mesa y se lo chupara mientras él comía, descargando en mi boca una nueva eyaculación. Nuestros padres habían llamado y anunciado que no volverían durante el fin de semana y rogaron encarecidamente a mi primo que cuidara de mí. Él lo hizo con especial cuidado. Me profanó en cada rincón de la casa, baños, cocina, alcobas, sala, comedor, azotea, balcones, patio y bodegas, varias veces por día, en todas las formas, maneras, ...
    ... accesorios y posiciones imaginables y yo consentí gozoso ese privilegio.
    
    Nuestros padres volvieron y las cosas menguaron un poco. Ahora, en la casa sólo podíamos coger en las noches pues dormíamos en la misma habitación, donde yo lo esperaba ansioso, desnudo entre las sábanas; no obstante mi primito se las ingeniaba para arrastrarme al campo y tomarme a su antojo en medio de los matorrales, en el platanal, en el bosque o en la cañada, a plena luz del día. Siempre debía mamarle su gruesa, larga y pesada garrocha, y recibir la primera eyaculación en la boca, luego me penetraba sin compasión y me machacaba con ansias y con deleite.
    
    Las vacaciones acabaron y él marchó. Después volvía mensualmente a quedarse un fin de semana, para prolongar el acceso carnal que tenía en mi un seguro servidor; descargaba en mí todos sus ímpetus y se largaba. Todas las vacaciones él volvía a darme lo mío y durante todo un mes yo satisfacía sus arrebatos, sus ansias, sus ímpetus, sus depravaciones y sus técnicas nuevas y alojaba su pene energúmeno en todos los orificios de mi extático cuerpo.
    
    Todo acabó cuando terminó sus estudios de secundaria y marchó a la capital, terminando una historia que no he podido vivir con nadie más, porque sólo él ha sido el único que gozó de mí y al único que consentiría de nuevo ese privilegio. 
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