1. Eva y su familia


    Fecha: 09/06/2021, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la apertura de un salón de belleza que regentaba desde entonces. Kristy era una guapa rubia que no reparaba en cuidados para sí. Aprovechava su propio negocio para estar siempre impecable. Hacía mucho deporte para mantener su exuberancia firme. Vestía de forma provocativa, con tremendos escotes y prendas ajustadas a la par que escasas consciente de las pasiones que se podía permitir levantar. Ningún joven hubiera hecho ascos a esta madurita explosiva. De hecho los rumores hablaban de que más de una vez había recurrido a la fogosidad de algún joven para saciar su apetito sexual cuando su marido estaba fuera.
    
    Antes de conocer a Antonio Kristy había tenido dos hijas con otro hombre: Sara y Judith, de dieciséis y doce años respectivamente.
    
    Sara llegó a España con cinco años. Era una alegre rubita adolescente de ojos azules. Era muy guapa, se parecía a su madre, y no sólo en sus rasgos, sino en su exuberancia. A diferencia de su hermanastra ella sí que sacaba jugo de su cuerpo, cosa que no era difícil. Lucía siempre ajustados pantalones y cortas faldas, marcando bien un culo impresionante. Llevaba ajustadas camisetas, siempre sin sujetador. Sus dieciséis años le hacían permitirse el lujo de mantener siempre desafiantes sus voluminosos pechos. Le gustaba, como a su madre, cuidarse y provocar. Le gustaba el sexo, también como a su madre. Eva me había confesado que a su corta edad, su hermana había tenido ya experiencias de lo más variadas en cuanto al sexo, incluso me confesó ...
    ... que alguna vez la había sorprendido en su habitación en situación comprometida con alguna compañera de clase.
    
    Judith tenía a penas un año cuando su madre la trajo a España. Era una jovencita de doce años que se parecía mucho físicamente a su hermana. Con carita de ángel su cuerpo ya apuntaba las formas del de su hermana, si llegar todavía a ello. Sin embargo su carácter era totalmente opuesto al de Sara: era una niña tímida y reservada. Buscaba siempre la protección de su madre.
    
    Eva y el sexo
    
    Eva era virgen, por supuesto, al menos en la teoría. Yo no. Había mantenido cortas relaciones con un par de chicas, y con una de ellas había logrado perder mi virginidad. Yo le hablaba a Eva de todas mis experiencias como si de un chico se tratase. No escatimaba en los detalles de mis relaciones. Incluso la utilizaba como consejera. Ella intentaba mostrarse siempre natural hablando de sexo, aunque fuese una naturalidad forzada. Para mí era fácil hablar de sexo en general, era un chico liberal, me parecía lo más normal del mundo.
    
    Yo le insistía a Eva en que se liberase, que disfrutase de su cuerpo mientras era joven. Pero ella era muy romántica, había soñado mil veces con su primera vez. Quería que fuese un momento muy especial que quería compartir con su alguien muy especial.
    
    Ante mi continua argumentación de que tenía que disfrutar de su cuerpo un día me confesó, no sin ruborizarse, que ya lo hacía.-Tú no eres el único que se hace pajas.- Recuerdo que me dijo. Reconoció ...
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