1. La fisioterapeuta transexual


    Fecha: 25/05/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos

    ... manifesté.
    
    Rossana seguía tragando mi rabo y succionaba con su boca mi rabo y bajaba y subía su cabeza y me deleitaba ver como disfrutaba al comer y engullir mi rabo de macho cual fulana profesional.
    
    — La chupas muy bien, puta. Es una delicia ver cómo me la comes, guarra. Déjame ver cómo me la comes, puta — comuniqué
    
    Me senté sobre la camilla, ella se puso frente a mí y yo estaba con el rabo bien duro y abierto de patas como un macho en celo y ella me acariciaba el culo y todos los músculos de mi cuerpo
    
    — Ahora me la vas a chupar tú, cariño — mandó Rossana
    
    Yo la iba desnudando poco a poco, pues tenía una gran calentura sexual y parecía morir porque se la chupara
    
    — Quítamelo todo, amor — pidió Rossana.
    
    Yo estaba bien abierto de patas frente a Rossana y le quité el sujetador y mientras se lo hacía acariciaba mi culo con ganas de petarme y también mis piernas.
    
    — ¡guau!, ¡eres hermosa! — evidencié.
    
    Yo lamía y relamía los pezones de Rossana y ella gemía como una real y auténtica guarra depravada.
    
    — ¡Guau!, ¿que tenemos aquí? — inquirí.
    
    — es mi pequeña sorpresa — confesó Rossana.
    
    — ven, siéntate junto a mí — hablé.
    
    Rossana se tumbó en la camilla y yo mientras, me pajeaba para mantener dura mi dura verga de macho en celo.
    
    Le empecé a lamer el abdomen, y le quité el sexy tanga que Rossana llevaba.
    
    — Déjame ver, aquí hay una pequeña sorpresa — declaré
    
    — Tu no pierdes el tiempo. Aquí tienes la pequeña sorpresa — expuso Rossana ya ...
    ... caliente.
    
    La empecé a pajear. mientras Rossana permanecía en la camilla y me acariciaba mis fuertes brazos. Comencé a mamarla su rabo transexual y la muy puta se me abría de patas, al tiempo que le iba metiendo un dedo en el ojete para que se le pusiera dura. Mientras le pajeaba, Rossana echó mano a mi polla y también me pajeó.
    
    — La chupas bien, cabrón. Vamos — observó Rossana.
    
    Yo continuaba mamando, chupando y dando lengüetazos a su rabo, y le horadaba con mi dedo medio su ojete para que se pusiera más cachonda. Mientras se lo hacía. Rossana me acariciaba el culo y los cojones para ponerme cachondo y salido también. Proseguía chupando, relamiendo, lengüeteando y dando lengüetazos a su rabo y la guarra perversa de Rossana gemía, bufaba, rezongaba y jadeaba en la camilla mientras se toqueteaba lascivamente sus tetas y me insultaba sexualmente.
    
    — Ahora, tu chúpame el rabo, ven aquí, guarra — ordené.
    
    Me situé junto a la bocaza de la guarra Rossana que estaba tumbada en la camilla y se giró para mamar, chupar y dar mil lengüetazos a mi rabo.
    
    — Oh, mi pie me duele. ¿Me puedes dar masajes? — inquirí.
    
    — Si, te la chupo, si — articuló Rossana.
    
    La guarrona Rossana me pajeaba viciosamente mis gordos cojones cargados de lefa y lamía y lengüeteaba mi rabo y volvía a magrear mis cojones para darme placer.
    
    — Esta muy bien, pero ahora quiero follarte cual perra. Ven aquí, golfa — ordené ya calientemente.
    
    — ¡Guau!, ¡que culo tan follable! — mencioné lujurioso.
    
    La ...
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