1. La grúa que levantaba pasiones II - El excursionista vicioso


    Fecha: 19/05/2021, Categorías: Infidelidad Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos

    Una tarde de otoño estando de vacaciones, decidí que lo mejor que podía hacer, era aprovechar el buen tiempo y salir un rato a la playa a tomar los posibles últimos rayos de sol de la temporada.
    
    Metí en una bolsa la toalla, y cuatro cosas más que pensé me harían falta.
    
    Me subí al coche, pisé el acelerador y puse rumbo a la playa más cercana.
    
    Por el camino, iba tarareando las canciones que me ofrecía el dial de la radio. Una de los 80, otra de los 90, así sucesivamente, hasta que una mancha en el horizonte me trastocó por completo.
    
    Primero, fue un punto, y a medida que me acercaba, la cosa se iba transformando.
    
    Cargaba una enorme mochila a sus espaldas. Cuando le tuve a unos metros, el punto se convirtió en Tortuga Ninja o galápago.
    
    Al ver que cargaba tanto peso a sus espaldas y de la forma más natural pensé: Si carga ese mochilón como si nada, ya imagino que peso debe cargar en sus bajos.
    
    Como siempre, comenzaron a crecer mis pajas mentales y demás fantasías.
    
    Ni corta, ni perezosa, frené en seco. Las ruedas chirriaron, causando una nube polvorienta a mi alrededor.
    
    Cuando la nube se hubo dispersado, la Tortuga Ninja se había convertido en araña. Entre las dos piernas, los brazos, el falo y los mangos de las sartenes que asomaban en la parte de arriba de la mochila, me encontré ante una enorme tarántula.
    
    Ya me emocioné pensando en el aguijón venenoso con el cual podía picarme.
    
    Abrí la ventanilla y muy amablemente le invité a entrar.
    
    -¿Vas ...
    ... muy lejos?
    
    -Voy donde el camino me lleve
    
    -Pues mira por donde, hoy estas de suerte. Voy a la playa a darme un baño. Este calor, provoca en mi cuerpo unos sofocos muy, muy malos.
    
    -¡Vaya! Lo siento. No sé si yo te los voy a poder calmar.
    
    Yo le sonreía mientras mis adentros exclamaban
    
    -Tú vas a poder con mis sofocos y con mucho, mucho más.
    
    Metió la enorme mochila en la parte trasera y subió a mi lado.
    
    Su mirada penetrante, andaba algo escondida tras unas gafas un poco antiguas.
    
    A pesar del calor húmedo que se respiraba, su vestimenta consistía en, un traje color gris, por lo menos tres tallas más grandes, americana incluida.
    
    Pero no tenía pinta de ejecutivo. Más bien parecía pertenecer a alguna orden religiosa.
    
    Después de recorrer varios kilómetros con la boquita cerrada sin decir ni mu, me decidí a comenzar una conversación.
    
    -Y.… ¿Qué te trae por aquí?
    
    -He venido a inspeccionar unos terrenos familiares que he heredado, y he decidido construir un hotel rural en dicha zona.
    
    -¡Vaya! Pues para andar con la casa a cuestas como un caracol, tienes muy buenos propósitos de futuro.
    
    ¡Uh...m! ¡Me gusta! ¡Me gusta!
    
    A medida que tomaba confianza, le iba poniendo de vez en cuando la mano en la pierna para darle toquecitos y de paso subirla lentamente. Cuando ya no pude más, la planté de lleno en su paquete, pero lo noté un poco blando.
    
    Mi subconsciente volvió a hablar
    
    -Menuda mala suerte!
    
    Ya van dos veces que me sucede lo mismo.
    
    -¿Decías ...
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