1. Mi debilidad por las maduras


    Fecha: 05/05/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hakan, Fuente: CuentoRelatos

    Esto que les voy a relatar ocurrió durante el cumpleaños de mi padre, hace ya casi 6 años, yo tenía por entonces 18 años y, verano, para ello debo decir que mi nombre es Alejandro, que vivo en Lima y soy egresado de una Universidad de esa ciudad; mi vida sexual no ha sido muy azarosa durante mi vida universitaria pues siempre prioricé mi preparación académica, sin embargo siempre tuve una gran debilidad por las mujeres mayores, aun ahora, nunca pierdo una oportunidad, cuando se trata de una mujer de más de 40.
    
    Mi padre cumplía 50 años, así que organizamos en casa una fiesta para toda la familia, tanto mi madre, mis hermanos y yo trabajamos con mucho entusiasmo para que ningún detalle fallase, la señora Silvia -empleada de la casa- fue la que hizo la limpieza de la casa, la señora Silvia trabaja en mi casa desde hace más de 20 años, es una señora muy correcta, es parte de la familia ya, y con ella tenemos plena confianza en casa, yo la quiero mucho y no dudo en darle mis muestras de cariño, es una señora de baja estatura, mide alrededor de 1,50 m, es gordita, tiene unas piernas algo gorditas, unas tetas de tamaño normal pero su trasero es inmenso, ella tiene 51 años, por entonces tenía 45, pero a pesar de que desde que era niño la he conocido, en casa mi madre me ha inculcado siempre el respeto por las personas mayores así que a ella nunca le he dejado de decir señora Silvia.
    
    Mi madre se encontraba en la sala cocinando la cena para todos los invitados de la noche, ...
    ... mis hermanos habían salido con el auto a comprar cervezas, refrescos y bocaditos para la fiesta, la señora Silvia estaba limpiando la casa y yo estaba dándole una mano en la cocina a mi madre.
    
    —Alejandro, ¿por qué no vas a ayudar a Silvia? Aquí ya solo hay que esperar que se cocinen las cosas.
    
    —Está bien mamá.
    
    Así que me dirigí a la sala para ver en que le podía ayudar a la señora Silvia, la encontré sacando brillo a la mesa de centro, ella usaba falda, justo por encima de la rodilla, y al estar agachada frente a mí, con la rodilla izquierda apoyada en el suelo y la derecha levantada, pude apreciar su muslo derecho hasta casi la llegada a su calzón, esa visión me hubiese pasado inadvertida en otro momento, pero, dado el calor que hacía y la falta de actividad sexual continua, me picó el bichito del deseo, sin embargo actué como si nada me pasara.
    
    —Señora ¿en qué le puedo ayudar?
    
    —En nada mi hijo, esto ya lo estoy terminando, más bien, creo que querían decorar la sala con globos, aquí tu hermana me dejo estos, me ayudarías mucho si me los inflaras, pues a mí me cansa mucho inflar globos.
    
    Fue así como me senté a su costado mientras ella seguía sacándole lustre al vidrio y me puse a inflar globos.
    
    Ya tenía como 10 inflados cuando ella terminó de acomodar los adornos de la mesa de centro.
    
    —Ya terminé, ahora voy a colocar estas cadenetas para que luzca un ambiente carnavalesco, después me pasas los globos está bien —me dijo ella.
    
    —Claro, me parece que ...
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