La Doña - Relatos Eróticos

La Doña

... apearnos y me llevó directo a mi cama donde nos acostamos para que él me diera su leche y poder dormir. En la madrugada me dio de mamar y luego nos levantamos. Yo tenía un par de faldas de cada estación, así que tuve que ponerme una y arriba blusa sin corpiño, orden de mi dueño. Fuimos a tomar desayuno en la cocina, y yo roja de vergüenza tuve que oír la conversación entre Manolo y Clemente (mi ex capataz)

“Puchas primo la paliza que le diste ayer! Y culeártela ahí amarrada como yegua cualquiera fue un festín, y hoy ¡como amaneció calladita y mansita!”

“Tiene que estar así si quiere más pico poh! Te lo dije a tu patrona le hace falta un buen pico! Viste aquí está bien culeada y domada, ¿verdad mi perra caliente?”

“Sí mi pelao rico, dueño del mejor pico que una hembra pueda desear”

“Ya tranquila, no me toquetee, más tarde le doy más, a la hora de la siesta, ahora usté va a sacar las sábanas, las va a lavar y va a hacer bien nuestro nido de amor, hoy en la noche vamos a dormir en el otro rancho porque tiene que ordenarlo bien! De aquí pa’elante es una mujer como cualquiera, ¿entendió?”

“Sí mi amor, lo que usted mande!”

Claramente ya no era la Doña, era la perra caliente del Pelao Manolo y él empezó a dar las órdenes para hacer funcionar los campos, yo solo podía acompañarlo cuando él quería culearme en el campo, los hombres me trataban de tu y se reían de mi calentura, a los 9 meses exactos de mi doma tuve a mi primer hijo y el decidía cuando sería el momento de parir otro!