1. El dulce placer de lo prohibido


    Fecha: 26/04/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Días atrás había tenido la oportunidad de hacer realidad mi mayor fantasía sexual: Hacer el amor con un extraño, que para mi gusto había llenado plenamente todas mis expectativas. Se trataba de un hombre joven de raza negra, con cuerpo atlético y bien formado, de manos grandes y labios carnosos. Bastante caballeroso y delicado a la hora de tomarme entre sus brazos. Le había conocido por Internet y después de varias comunicaciones pudimos conocernos. Debo decir que gracias a mi iniciativa, aquel joven despertó en mí anhelos y deseos sexuales quizá ocultos, que de no haberlos vivido jamás hubiese entendido que fueran así.
    
    El encuentro se dio con el consentimiento de mi esposo, quien fue cómplice en esta aventura. Y, aunque habíamos hablado de que se trataba de una experiencia en pareja, nunca establecimos acuerdos específicos sobre el particular. A mí ese hombre me encantó. Su aroma, la visión de su cuerpo y el goce de su sexo dentro de mí hizo que yo, por decirlo de alguna manera, me encaprichara con él y quisiera, tal vez sin medir consecuencias, seguir indefinidamente la aventura. Yo tenía algo muy claro, sin embargo, y era que lo que sucediera entre aquel muchacho y yo tenía que darse siempre en compañía de mi pareja. Yo no creía tener el valor para enfrentarme sola a esa situación. Y es aquí donde verdaderamente inicia esta historia.
    
    Había pasado como dos meses desde el último encuentro con aquel muchacho, pero tanto él como yo nos comunicábamos frecuentemente. ...
    ... Hablábamos de todo y de nada, pero era evidente en sus conversaciones su interés renovado por tener sexo conmigo. Me recordaba los instantes vividos y parecía que era yo, y lógico la posibilidad de una aventura segura, lo único que tenía en mente por aquellos días. Me hablaba de lo que pensaba hacer conmigo en el próximo encuentro y debo decir que, aunque me negaba a involucrarme repetidamente en aquello, de hecho me gustaba. El solo oír su voz y las cosas que me decía, de inmediato me transportaba a recordar los momentos de pasión que viví a su lado y que quedaron firmemente grabados en mi mente.
    
    Mi esposo, en razón de su trabajo, viajaba frecuentemente y pasaba largos períodos fuera de casa. Y fue en una de esas ausencias cuando me comuniqué con aquel muchacho por Internet.
    
    En medio de la conversación, simplemente surgió la idea de encontrarnos para tomar algo y charlar. En consecuencia acordamos encontrarnos en un café, ubicado en el centro de la ciudad, como a eso de las seis (6) de la tarde de un día jueves. Ambos acudimos muy puntuales a ese lugar.
    
    Debo decir que llegué allí experimentando una serie de sensaciones encontradas. Por un lado me sentía incómoda por el hecho de no estar al lado de mi marido, pues aunque
    
    nunca hubo restricción o prohibición alguna de su parte, aquello era como traicionarle en su confianza, lo cual hacía que me sintiera culpable. Pero, por otro lado, tenía una gran expectativa de verme de nuevo con aquella persona porque, como dije ...
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