Lety la hormiguita y Vane la elefanta (1ra parte). - Relatos Eróticos

Lety la hormiguita y Vane la elefanta (1ra parte).

Se dice que el tamaño de los genitales de las personas no necesariamente se corresponde a su talla o estatura, en mi caso he tenido sexo con 3 mujeres que miden menos de 1.50 metros y con dos de ellas mis 15 cm de erección no les causaron ningún problema, pero con una de ellas, a la que llamaremos Lety, sí. Por otro lado también he tenido sexo con 2 mujeres que rozan el 1.80 m de estatura y tampoco pareció que sus vaginas fueran mas grandes que las de otras mujeres con 10 o 20 cm menos de estatura, salvo Vane, que con su 1.72 cm, mis 15 cm, e inclusive mas, eran poco para ella.Voy a empezar con Lety. La conocí en el negocio de un cliente, era una empleada administrativa y de tanto en tanto tenía que tratar con ella, nos hicimos amigos y a veces después del trabajo tomábamos un café en la misma plaza comercial cercana a donde ella trabajaba, al terminar cada quien se iba por su lado en su respectivo vehículo. Un viernes Lety me marco para algo del trabajo y me comento que ese día saldría temprano y me pregunto qué si quería ir a comer con ella, acepte con gusto.Lety, en ese entonces, una chica de unos 24 o 25 años, del sur del país, como ya dije muy chaparrita, era bonita pero no se notaba mucho porque usaba lentes ya que tenía miopía, el cabello le llegaba a los hombros, no parecía tener sobre peso pero tampoco parecía que fuera muy delgada, no se podía adivinar porque nunca usaba ropa ajustada, de hecho perecía como un rectángulo porque sus blusa y pantalones (nunca la vi ...

... con falda), sin ser de monja, eran formales y tampoco dejaban mucho a notar respecto de su figura, en fin un misterio y hasta entonces nunca que se me había ocurrido nada sexual respecto de ella.Total que me sugirió un restaurante en la cd. de Chipilo, a unos 20 min. en carretera de la cd. de Puebla. Estuvimos platicando y como antes de ir a comer habíamos pasado a dejar su coche a los departamentos donde vivía, me sugirió que fuéramos ahí a tomar café, que tenía un postre muy bueno, le dije que sí sin problema y sin sospechar nada, sabía que vivía con una compañera.Ya en el camino la empecé a notar un tanto diferente a como siempre era, platicadora, ahora la sentía un tanto nerviosa, debido a sus anteojos no había notado que me estaba viendo con esa mirada vidriosa que todos tenemos cuando observamos a otra persona con deseo sexual.Llegamos a su casa y en la sala tomamos café y el postre prometido, le pedí que se sentara junto a mí, ella estaba en el sillón individual, así lo hizo y mientras platicábamos empecé a notar, a través de sus anteojos, su mirada con ese brillo de deseo sexual que como ya dije todos tenemos cuando andamos calientes, le tome la mano y la empecé a acariciar, luego con el dorso de la mano comencé a acariciar su brazo, su blusa no tenía mangas, así que llegue hasta el hombro, ella empezó a hacer lo propio con mi pierna y en un momento dado, sin decir agua va, empezamos a besarnos y a tocarnos entre las piernas, sus pechos, trasero, etc., le pregunte por ...