Un trío - Relatos Eróticos

Un trío

Me mude con mu bella esposa Ann a la hacienda que poseía, para vigilar más de cerca mis negocios. Contraté un peón negro enorme, quien era muy eficiente, pero ese hombre empezó a seducirme. Me sentí halagado, excitado, y asustado, pues aquel hombre emanaba sexualidad.

Después de una semana logró su propósito mientras veíamos copular a 2 caballos en el aras.

Aquel hombre fue muy tierno y sensual, me hizo suyo deslizando su inmenso sexo en mi ano, sin que apenas sintiera dolor. Además me hizo eyacular 2 veces mientras me poseía sin que tocara mis genitales.

Así cada tarde empezamos a vernos y a tener relaciones. Una tarde volví a la casa y descubrí a mi bella esposa siendo montada por José. Ella gemía de placer sin reprimirse y vi como ambos acababan al mismo tiempo. Al salir del niveo cuerpo de Ann, noté que José no usaba preservativo.

No sabía que hacer, pero al ver a José al día siguiente estaba muy molesto, pero con sus besos y caricias me dominó rapidamente y tuvimos un sexo muy intenso. Al acabar me dijo: No puedes culpar a Ann, mira como goza, tu puedes sentirlo. Desde hoy me cogeré a tu esposa cada tarde y ella me dará un hijo.

Esa noche Ann fue muy caliente y acarició mucho mi trasero y me propuso dejarme penetrar. Me negue, pero luego de 6 noches dejé que introdujera un dildo en mi ano. Al día siguiente me ató a la cama y vi a José entrar a la habitación. Allí frente a mi esposa que filmaba y tomaba fotos me montó con lujuria.

Desde esa noche José me prohibió tener sexo con Ann y solo podía lamer su vagina para limiar el semen que él dejaba. Pronto José me consiguió otro amante negro y el dormía con mi esposa, mientras Taylos me gozaba a mi. Unos meses después Ann estaba embarazada de José y al nacer la bebe tuve que reconocerla como mi hija.

Ann y José son ahora pareja y Taylor me convirtió en su mujer. Ann quiere tener más hijos con José y Taylor desea que salga abiertamente del closet, pues quiere exhibirme como su hembra