1. Prestando a mi mujer


    Fecha: 16/04/2021, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... realizar mi fantasía y que al final nuestro matrimonio no saliera afectado?
    
    Decidí poner manos a la obra sin tener un plan pensado y me levanté otra vez al baño cuando noté que Sergio (el tipo) se dirigía a los servicios. Una vez que entré al baño y que vi a Sergio, le hice plática y le pregunté cómo iba la cacería, a lo que me dijo que no muy buena, que no había nada que valiera la pena y que qué suerte había tenido de haberme ligado a esa vieja que estaba tan buena. Sentí algo morboso de oír como se expresaba de mi mujer y para abrirle un poco la puerta, le dije que no se me hacía que estuviera tan bien y que si quería, que nos acompañara un rato en la mesa, me dijo que pasaría a tomar una copa.
    
    Regresé a nuestra mesa pensando en lo que había dicho, había invitado a un tipo a mi mesa que no sabía que la mujer que estaba conmigo era mi esposa, que iba obviamente a tratar de ligársela, que mi esposa no sabía sobre mis negras intenciones y que se podría destapar la verdad con algún comentario de ella. La excitación que sentí por el morbo de la situación pudo más que el pequeño riesgo que estaba corriendo, que por otro lado, en caso de que se destapara, yo podría fingir que no tenía ni idea, además, mi mujer ya estaba bastante tomada y eso alivianaba cualquier cosa.
    
    Después de cómo cinco minutos llegó Sergio a la mesa y esta vez lo invité a sentarse. A Mireya le brillaron los ojos y se recorrió para que nuestro amigo se sentara del lado de ella. Yo me quedé ...
    ... sorprendido y a la vez contento con la situación. Sergio es un tipo, además de buen mozo, muy simpático que nos mantuvo risa y risa con sus ocurrencias y chistes. Le tocó a Mireya esta vez ir al baño y cuando se hubo ido, Sergio me comentó que le encantaba la vieja, que estaba buenísima y que era un pendejo si la dejaba ir viva. Yo me reí nerviosamente y le volví a decir que a mi no se me hacía tan buena, a lo que me contestó que si no la iba a aprovechar, que le diera chance de hacer sus pininos. Le dije que por mí hiciera el intento, en eso vimos que Mireya ya venía de regreso. Sergio se levantó muy caballerosamente y la ayudó a sentarse. Yo no sabía qué hacer, no me podía ir y dejarla sola, ni tampoco Sergio podía hacer mucho conmigo ahí. Pedimos otra ronda y noté como Sergio se le acercaba cada vez más a ella y ella como que no decía nada, es más sentí que le agradaba que Sergio entre chiste y broma la rozara.
    
    Me levanté de nuevo al baño, y de regreso, me posicioné en un lado de la barra a observarlos, ya de plano me descaré en tiempo y como a los quince minutos vi como Sergio le rodeaba el cuello con su brazo, Mireya reía y se divertía seguramente con las ocurrencias de Sergio y en uno de esos movimientos, Sergio le plantó un beso francés que duró como un minuto. Yo sentí que el corazón se me salía y me súper excité de ver que mis planes estaban generando frutos, seguí observándolos desde mi posición y vi como Sergio la llevó a la pista de baile aprovechando una canción ...
«1234...»