1. El violador violado


    Fecha: 14/04/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: remyvelez, Fuente: CuentoRelatos

    ... calzoncillos.
    
    Intenté morderle la mano con la que me impedía gritar y me soltó un bofetón que hizo que me quedara quieto, lo que aprovechó para empezar a lamerme todo el cuerpo quitándome la camiseta. Su lengua me recorría el cuello y el pecho, me mordisqueaba los pezones y con su mano libre me masajeaba el culo.
    
    Cuando vio que me tenía controlado, me giró poniéndome bocabajo, y su mano me entreabrió las piernas, mientras con la otra oía como se quitaba su pantalón. Empecé a revolverme al imaginar lo que venía, pero con sus dos manos en mis hombros me sujetó, sentí su saliva caer sobre mi culo e inmediatamente noté como una polla gigantesca entraba en mi culo, forzando la entrada hasta el fondo sin lubricación ni dilatación, lo que me dolió un montón y me hizo lanzar un grito. Su repuesta fue echarse sobre mí, aplastándome con su peso, y empezar un metesaca cada vez más intenso, profundo y rápido mientras me mordía el cuello y me lamía la espalda.
    
    El dolor era grande, especialmente por la falta de preparación previa, pero el tío no paraba, y me follaba fuertemente, con una polla que sentía como un bate de béisbol, gigantesca y dura, que me llenaba y me topaba con las tripas. Jamás me habían metido una polla tan grande pero el dolor poco a poco empezó a retroceder, gracias a la experiencia que yo ya tenía. Mi resistencia fue cediendo y él al verlo, me cogió por las caderas, poniéndome a cuatro patas sobre los escalones de la casa y siguió follándome hasta el fondo, ...
    ... mientras que comenzó a azotarme el culo con fuerza creciente.
    
    Yo lo oía gemir, gruñir y entre dientes le oía "¡Toma, toma... qué culo tan rico... así aprenderás, puta...!".
    
    Con la cabeza entre mis brazos, sintiendo de vez en cuando como él se agachaba y me mordía en el cuello, la enorme polla que me estaba follando tan a saco, sus azotes y sus insultos, de repente me di cuenta, para mi sorpresa, de que estaba empezando a jadear y no sólo de dolor ante sus embestidas, sino con un placer que iba creciendo.
    
    Intenté disimular, temeroso de que lo que podía hacerme si sospechaba que me empezaba a gustar, mientras él seguía taladrándome con ese pollon que tenía, pero mi disimulo se derrumbó cuando él me dijo:
    
    - ¡Estás moviendo las caderas, estás culeando! -empezó a reírse pero no paró ni un segundo en su follada- Sabía que te iba a gustar.
    
    Yo mismo me di cuenta entonces de que mi culo se acercaba a su polla cada vez que él se alejaba en la follada, buscando seguir sintiendo esa barra de carne que me hacía sentir lleno y que aunque seguía doliendo, me estaba dando un placer enorme. Nunca había sentido una penetración tan intensa, mi culo abierto de par en par. Y yo quería más y más.
    
    - ¡Cállate y sigue, joder! -le dije, con los dientes apretados, y dándolo todo por perdido dejé de disimular mis jadeos y empecé a gemir cada vez más intensamente.
    
    - No te preocupes, que te voy a reventar, puta.
    
    - ¡Tú dame más, cabrón!
    
    Yo ya había hecho algunas locuras con el ...
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