1. El strap-on y la dependienta tan guarrilla


    Fecha: 04/04/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos

    ... en una sex−shop. Me relajé a tope en casa, tomé vitaminas y viagra para dar rabo a esa zorra viciosa y libertina de Jessica. Según se iba a acercando la hora de salir, me fui vistiendo, me puse mi más obsceno, lujurioso y depravado tanga de cuero, con pequeñas cadenas a los lados, al que perfumé, porque sabía que se pondría lasciva y concupiscente al verme con el puesto, una camisa que me marcaba los músculos y el tórax y que había perfumado para oler a macho en celo, así como un pantalón vaquero dos tallas menor, que estaba a punto de explotar, para que realzara mi rabo y culo y al verme se pusiera todavía más lúbrica y libertina y me quisiera poseer y yo a ella. Añadí a mi imagen de macarra matón, unas gafas negras de marca que me había comprado recientemente, y unos negros zapatos que completaban el atuendo. Me encaminé en dirección a la sex−shop, a buscar a la dependienta tan procaz de Jessica, al llegar allí, casi ni me reconoció pues había cambiado totalmente mi imagen.
    
    —¡cómo se nota que vamos a tener sexo con una mujer —largó Jessica.
    
    −Antes no me he presentado, me llamo Andrés —puntualicé yo.
    
    Nos dimos dos besos de rigor y nos encaminamos a casa de Jessica.
    
    —Mira, lo vamos a probar en mi casa, que vivo aquí cerca con una amiga —expuso Jessica.
    
    —de acuerdo —concluí yo.
    
    En el camino hablamos de con quien habíamos follado y como eran.
    
    —Es la primera vez que un cliente me pide algo así —declaró Jessica.
    
    — siempre hay una primera vez para todo ...
    ... —finalicé yo.
    
    Seguimos charlando y empezamos a tutearnos y mirarnos de manera diferente. La verdad es que Jessica era deseable y mucho y por su aspecto, diría que aquello no había hecho más que empezar y que me esperaba una buena y depravada sesión de sexo anal. Al meternos en el ascensor, el ambiente se relajó y yo me empalmé severamente y mi rabo quería romper el tanga y el pantalón. Al llegar a casa de Jessica estábamos solos pues la amiga estaba trabajando, también en una tienda de ropa interior en las afueras de la ciudad.
    
    —Ponte cómodo, estás en tu casa —detalló Jessica y me indicó donde estaba su habitación, donde nos desfogaríamos.
    
    Jessica había ido a la cocina y cuando regresó traía doswhiskys "on the rocks" para que nos relajásemos antes de la obscena sesión de sexo lascivo y libidinoso que nos esperaba. Jessica me empezó a desnudar lenta y lujuriosamente y e iba diciéndome una serie de procaces y obscenas guarradas que me incitaban y estimulaban a un irresistible sexo sin límites. Al ver mi atractivo, estimulante y sugerente tanga de cuero con las cadenitas a los lados, se relamió de gusto y regusto, pues me resaltaba el rabo y me destacaba la punta del nabo, pues tenía una erección producida por la depravada "buenez" de esta zorra de dependienta. Me miraba, cual puta lasciva, con deseo, lujuria y con excesiva impudicia, no solo al culo sino también al rabo, pues intuía que esperaba que yo, cual macho semental, taladrase, "petase" y "entaponase" su sugerente y ...