Mi tesoro boricua
Fecha: 17/03/2021,
Categorías:
Voyerismo
Autor: pirata guapo, Fuente: CuentoRelatos
Llegué a puerto muy temprano, dejé en el embarcadero mi barco, que arriendo para viajes de exploración por la Islas. Me apodan ‘el Pirata’ y no es por ser un saqueador o cosas negativas, así que gané mi apodo de marinero porque me gusta buscar tesoros femeninos.
Soy un capitán de edad madura de rostro serio y a la vez afable, de contextura media, no fornido, pero de aspecto sano y vigoroso, tengo porte de gentil y viril caballero. Esta historia comienza así:
Le dijo a mi primero oficial: ‘cuida! La nave mi amigo! Voy por mi tesoro boricua’. ‘¡Que te vaya bien Pirata! y ojala no sea una casada como la última vez en Brasil, que casi se bates a duelo, jajaja’ me dice mi amigo, finalmente me grita ‘Capitán traiga ron!’, ‘si puedo claro!’, que le respondo.
Salto del barco y tomo rumbo al centro del puerto, entro a un restaurante y pido un contundente desayuno local: relleno de papa y para beber un chocolate caliente con queso de bola, luego de ese contundente energético y vital desayuno, pongo rumbo a la plaza, en búsqueda de ese tesoro que anhelo con ansias. Pero primero no me vendría mal, un buen corte de pelo y arreglo para mi barba. Cruzo la puerta de la peluquería y pido un corte tradicional y arreglar mi barba, terminado el servicio me dirijo a cancelar y busco a la dueña de este local.
En el trascurso de ir a cancelar, no estaba mirando al frente, sino que caminaba atendiendo mi cinto y acomodándome mi camisa. Al levantar la vista ohhh ¡Cual sorpresa! En la ...
... dueña del local, reconozco a mi tesoro boricua. Era una mujer hermosa de labios sensuales y exquisito cuerpo, tenía una cabellara despeinada que le daba un aire salvaje a su figura, sus mechones caída sobre su escotado pecho que dejaba entre ver unos grandes pechos duros y blancos, vestida un vestido no muy apretado al cuerpo, pero que reflejaba en ella un aspecto de mujer sensual y digno de la mujeres puertorriqueñas. Una hermosura de mujer!
El uso mi voz con simpatía y entregando mi mejor sonrisa, la saludo de cortésmente, como un caballero. ‘Buen día Señorita. Un gusto vengo navegando y aquí he recibido un muy buen servicio muy agradecido de la atención de su personal’.
‘Gracias’, le dice a ella, es un agrado que el servicio haya sido satisfactorio, ella al mirarme siento que le gusto sexualmente por este viajero, extiende su mano para terminar la transacción y en ese momento yo aprovecha de tocar su mano y ella coquetamente agradece el gesto, apretando mi mano y dando una mirada penetrante, acto seguido me dice: ‘voy saliendo del local de compras, si gusta me acompañas y le muestro parte de esta hermosa ciudad’, su voz esta sensual, quedo flechado inmediatamente y me acerco un poco para sentir su exquisito aroma y en eso le dijo: ‘Ohh! muchas gracias, será un honor’ y termino la frase con generosa y pícara sonrisa.
Ponemos rumbo al mercado y la conversación versa, sobre un poco de mis mejores narraciones de travesías y ella de su valioso trabajo y como quiere a cada ...