1. De chico a puta: Me gusta chupar penes


    Fecha: 05/03/2021, Categorías: Sexo Oral Autor: Tugatito, Fuente: CuentoRelatos

    Continuando con el relato anterior, llegó la noche en la que por primera vez, y ante la desesperación que sentía por la necesidad de estar con un hombre, decidí acudir a una de estas fiestas organizadas en mi ciudad para chicos gays, en uno de los típicos locales en los bajos de un edificio en un polígono a las afueras. Depilada, aún con ropa de chico (unos vaqueros comunes y una camiseta blanca ajustada que marcaban mis pequeños pezones), y con un tanga de encaje blanco como ropa interior, me fui a la fiesta, cuya entrada tuve que pagar a buen precio.
    
    Estaba muy nerviosa, sentía un sudor frío recorrer mi cuerpo, y temblaban mis piernas. Era la primera vez que salí a buscar un hombre, o mejor dicho, a que un hombre me encontrara. Fui al local en taxi, al encontrarse alejado el lugar de mi casa. Fue un poco extraña la sensación. Probablemente el conductor por la dirección supiese a donde me dirigía. ¿Sería gay él también? ¿Me estaría mirando por el retrovisor de forma pervertida? Nadie lo sabrá nunca.
    
    Tras pagarle al conductor, bajé en la puerta del local. He de reconocer, que por aquel entonces hacía frío, y la poca ropa que llevaba aumentaba aún más la sensación térmica. Era una calle oscura, iluminada por tan sólo un par de farolas. En la puerta había dos hombres, uno grande, calvo, que por su cuerpo musculoso deduzco que sería el portero. Reconozco que sólo con verlo sentí como mi pequeño pene palpitaba, y no pude evitar pensar en cuán grande sería su pene, algo ...
    ... que por un lado me intimidó. A su lado, un hombre, mayor, con gafas, de unos 40 años, que no me quitaba la mirada de encima.
    
    -Bienvenido guapo.
    
    Me dijo el hombre tras recibir de mí la entrada, abriéndome las puertas y dejándome acceder al local. Lentamente, y algo nervioso, accedí a la sala principal después de recorrer un pequeño pasillo, lleno de humo, y desde donde ya se oía la fuerte música del interior. Era música estilo heavy metal, a la cual yo era muy aficionado, y que para nada era el tipo de música que me hubiese esperado. Al entrar, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Probablemente fuese fruto de mi imaginación, pero sentí como repentinamente todos los ojos de la gente en la sala se ponían sobre mí. Bueno, decir gente no es lo más correcto, porque únicamente había hombres en su interior. Hombres de todo tipo, altos, bajos, con mucho pelo, calvos. Todo un catálogo. Eso sí, la mayoría de una edad mucho mayor a la mía. Diría que la media de edad era de unos 40 años. Me esperaba gente más joven.
    
    Ante tal cantidad de hombres alrededor mía, no pude hacer otra cosa que sentirme como una pequeña conejita blanca en mitad de una manada de lobos hambrientos. Ellos estaban hambrientos, deseosos de carne fresca, y yo estaba completamente indefensa.
    
    Había dos clases de personas en el local. Gente con pareja y gente sola. La mayor parte de la gente con pareja se situaba en el centro de la sala, donde bailaban, bebía, y sobre todo, se manoseaba. Fue la primera vez ...
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