1. Enseñandola a quererse


    Fecha: 04/03/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Uno, dos, tres,.…Nuria siempre contaba, siempre era hasta veinte: era el tiempo que tardaba su marido en correrse con muy poco margen de error…..cuatro, cinco, seis,…..estaba postrado encima de ella, rara vez era de otra forma, no conocía muchas más posturas y no necesitaba innovar…..siete, ocho, nueve…..era viernes. Él la follaba los viernes y, eventualmente, los domingos si ganaba su equipo al football……diez, once, doce……él no lo notaba pero ella estaba seca, hacía mucho tiempo que no se excitaba al hacer el amor……trece, catorce, quince…… llevaban casi 20 años casados y todavía no se había corrido nunca. Para él, el sexo se limitaba a ponerse los viernes encima de ella y empujar durante el tiempo que se tardaba en contar hasta veinte……dieciséis, diecisiete, dieciocho.……... ella conocía perfectamente la secuencia: ahora disminuiría el ritmo e intensificaría la fuerza del empujón………diecinueve……..pondría los ojos en blanco y se desplomaría dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre ella…………..y veinte.
    
    Tenía 37 años y siempre había sido muy guapa, a pesar de que la insatisfacción le había dejado una expresión triste en el rostro. Conservaba una firmeza en la piel propia de una adolescente y además, el hecho de no haber tenido hijos, la preservaba de los deterioros que sufre el cuerpo, propios del embarazo. Era delgadita y tenía unos senos de tamaño medio y todavía duros que cualquier mujer de su edad hubiera deseado tener. Total, que de no ser por la cara de amargada que ...
    ... le había puesto su marido a base de contar hasta veinte, podía haber pasado perfectamente por una mujer de unos treinta años.
    
    Se casó muy joven, como casi todas las chicas de su pueblo: apenas tenía 18 añitos y había sido educada para ser una "mujer de su casa". Durante los dos años de noviazgo anteriores al matrimonio había sido la chica más envidiada del pueblo. Había cazado al mejor partido: apuesto, encantador y de familia adinerada. La familia de Antonio era poseedora de una buena cantidad de hectáreas de olivos que, en un futuro, pasarían a estar a su cargo.
    
    Como era de esperar, por su estricta educación religiosa, y la más que arcaica mentalidad que se conservaba en su pueblo, fue virgen al matrimonio. En el tiempo del noviazgo se limitó a los besos y a las caricias superficiales que, cuando se volvían más intensas, terminaban con una paja para que él se desahogara.
    
    Antonio, por el contrario, si que tenía experiencia sexual. Al igual que la mayoría de los jóvenes en el pueblo, se había dejado caer de vez en cuando por "la generosa", bar de alterne situado a las afueras del pueblo. Pero eso no estaba mal visto. Era normal que los jovencitos se desahogaran y aprendieran, para que en un futuro pudieran enseñar a sus esposas a satisfacerlos y, de paso, comprobaban que funcionaban en la cama. Algunos de estos muchachos, como era el caso de Antonio, no dejaban de ir a la "generosa" después de casarse haciendo uso de una falsa clandestinidad, ya que en el pueblo esto ...
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