1. Un chico lindo, demasiado lindo (3)


    Fecha: 01/03/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Llegado ese día, la “señorita” Rosa lo inspeccionó después de que el esclavito hubo terminado de almorzar en el baño, vigilado por la vieja.
    
    La dueña de la casa decidió que el chico cumpliera tareas de sierva mientras el sátiro descansaba y le ordenó barrer el patio del fondo, la galería y su cuarto. La vieja lo anduvo siguiendo en sus desplazamientos empuñando su temible cinto doblado en dos y cada tanto le daba un cintarazo en la colita, sólo por el placer de hacerlo. A cada azote, que le llegaba por sorpresa, el pobrecito daba un respingo hacia delante y volvía de inmediato a su trabajo para evitar un castigo mayor.
    
    Llegada la hora en que don Benito despertó de su siesta, la “señorita” hizo que el chico tomara una ducha, luego le introdujo el dedo medio en el culo para asegurarse de que no hubiera restos de materia fecal y finalmente lo llevó tomado de un brazo a la habitación del viejo, El chico temblaba pensando en el sufrimiento y la humillación que se avecinaban y que ese dedo invasor había anticipado.
    
    Don Benito los esperaba listo, desnudo y echado de espaldas en la cama, con las manos en la nuca y el pene semiduro. Sonrió malévolamente al verlos entrar y se incorporó a medias, apoyado en su brazo derecho mientras devoraba al chico con la mirada.
    
    -Ven aquí, niño… -ordenó el vejete y al mismo tiempo la “señorita” le dio al chico un fuerte empujón en la espalda que lo lanzó en dirección a la cama, mientras don Benito había empezado a sobarse la ...
    ... pija.
    
    -Trepa, niño, trepa aquí, conmigo, ¡vamos! -lo apuró don Benito y el chico subió a la cama, con la certeza angustiosa de que no tenía otra opción. Entonces el sátiro le ordenó que lo masturbara.
    
    -Vamos, toma mi polla y ponte a masturbarme con tu carita bien cerca, niño…
    
    El chico estaba en cuatro patas entre las piernas de don Benito y como la “señorita” vio que parecía vacilar le asestó un fuerte cintarazo en las nalgas.
    
    -¡Obedecé, mocoso! ¡Obedecé o te doy hasta despellejarte el culo!
    
    -No… por favor, señorita, no… no me pegue…
    
    ¡Obedecé, carajo! –gritó la vieja y sin más volvió a cruzarle las nalgas de un azote aún más fuerte que el anterior.
    
    El chico gimió de dolor e inmediatamente tomó con su mano derecha la polla ya dura de don Benito y se aplicó a masturbarlo con su cara a centímetros de ese ariete de carne.
    
    -Tómame los cojones con la otra manita… -ordenó el viejo entre jadeos y el chico obedeció luego de apoyar en la cama el codo de su brazo izquierdo mientras la “señorita” contemplaba extasiada la escena.
    
    -Métete la punta en la boca y sigue sobándome que ya me viene, niño… me viene… ¡Me vieneeeehhhhhh!... –y el sátiro se corrió con el glande metido entre los dientes del chico, que tragó los tres chorros de semen brotados de la pija del viejo.
    
    Poco después, con el chico nuevamente encerrado en el baño, la “señorita” pensaba en su hermano, Ernesto, de 60 años, padre de su sobrina Amanda, dueño de una casa de fotografía y que vivía sólo en un barrio ...
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