1. Se sacrificaron mi esposa e hija para evitar la bancarrota


    Fecha: 28/02/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: sanchez-m, Fuente: CuentoRelatos

    La situación económica de la empresa no era nada buena. Teníamos muchas deudas y el personal se había reducido de 30 empleados a sólo 7. Estábamos llegando al punto de tomar la decisión de declararnos en bancarrota, pero mi esposa Claudia de 40 años y mi hija Jimena de 18, me motivaban a no tomar esa decisión tan dolorosa, ya que la empresa de textiles había pasado de generación en generación a lo largo de estos últimos años desde la gran bisabuela hasta yo.
    
    - “Estamos dispuestas a hacer lo que sea con tal de seguir adelante con la empresa”, me repetían una y otra vez ellas dos.
    
    Cierto día, en que yo buscaba llegar a un acuerdo con los dos más grandes deudores, el Doctor Javier Martínez y el Doctor Horacio Jiménez, mi esposa y mi hija me llamaron al celular y acordamos encontrarnos en el restaurante donde almorzaba con mis acreedores.
    
    Hablábamos del monto de la deuda y yo me daba cuenta de que la condición de pago era muy difícil de cumplir.
    
    - “Por qué no me dan más tiempo y les prometo que les pagare en tres meses”- decía yo infructuosamente buscando convencerlos de que me dieran más plazo.
    
    Si lograba un acuerdo con ellos la empresa se salvaba, pero si no lo hacía, estaba condenada a desaparecer.
    
    - “Lo siento César, pero no es posible”, me repetían una y otra vez los doctores.
    
    En ese momento, Claudia y Jimena llegaron al restaurante y se acercaron a la mesa. Me di cuenta de que ellas se acercaban porque los Doctores no les quitaron su mirada desde que ...
    ... entraron al restaurante. Mi esposa Claudia lucía un vestido ajustado al cuerpo el cual terminaba bien arriba de las rodillas. A pesar de sus 40 años ella conservaba los mismos rasgos físicos que me conquistaron hace 21 años, que era lo que llevábamos de casados. Sus redondos y voluptuosos pechos lucían hermosos y eran más destacados por lo ajustado de su blusa y el brassiere 36C que usaba. Sus piernas y su cadera eran muy femeninas, y como ella hacía ejercicio con regularidad y no estaba pasada de kilos, se veía muy atractiva. Su trasero era bien delineado por la apretada falda y se notaba que tenía unas bellas nalgas. Su rostro, libre de arrugas, dejaba ver una combinación interesante, ojos miel y cabello rubio corto que apenas cubría su cuello.
    
    Mi hija Jimena lucía un vestido similar al de su madre, por donde destacaba su delicado y bien formado culo juvenil. Pero lo que más se resaltaba de ella era el contraste de sus senos. Ella heredo la misma cualidad de su madre. Sus pechos eran de la misma talla de Claudia con la diferencia que Jimena era de cuerpo delgado, lo que hacía que las tetas de mi hija lucieran verdaderamente espectaculares. Su vestido ajustado a su torso dejaba entrever que sus tetas eran dos deliciosos melones dignos de ser lamidos por completo. No era normal ver a una adolescente de su edad con esos pechos tan redondos y parados, y ella me comentaba que en el colegio siempre le insistían que ella se los había operado porque los tenía perfectos. Por si ...
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