1. La reeducación de Areana (11)


    Fecha: 27/02/2021, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... puta.
    
    -Sí, señora…
    
    -¡Cierre el hocico que le estoy hablando!... La voy a nalguear en forma y usted va a decir gracias, señora después de cada chirlo. ¿Entendió?
    
    -Sí… sí, señora, sí… -respondió Eva respirando agitadamente por la boca, presa de una excitación cada vez mayor. Y la paliza comenzó. La sumisa sentía que la palma de esa mano sabia cayendo con fuerza sobre sus nalgas la introducía en ese placer oscuro e irresistible sin el cual ya no sería capaz de vivir. Su “gracias, señora” repetido después de cada golpe le surgía desde muy adentro y era un agradecimiento sincero a esa mujer por haberle descubierto ese mundo que deseaba habitar para siempre a los pies de su dueña. De su concha manaba incesantemente el flujo mientras gemía y jadeaba entre cada “gracias, señora”. Por fin la paliza cesó, cuando las nalgas le ardían y Amalia las disfrutaba rojas y calientes. Entonces la empujó y Eva cayó al piso, donde quedó inmóvil, sin atreverse a ceder al impulso de frotarse el culo en procura de aliviar ese ardor.
    
    Amalia fue hasta el placard y volvió enseguida con el dildo doble del arnés de cintura y un pote de vaselina. Había llegado el momento de cogerse a su nueva perra.
    
    -Desvístame, puta. –ordenó y Eva obedeció de inmediato, temblando de calentura y ansiedad. Ya sin ropas y mientras Eva permanecía arrodillada ante ella, con las manos atrás y la cabeza gacha, Amalia se colocó el arnés y exhaló un suspiro cuando se sintió penetrada por el dildo ...
    ... posterior.
    
    -Trepe a la cama, perra. –dijo y Eva ascendió al lecho, donde debió ponerse en cuatro patas y abrir la boca para recibir el dildo principal, que Amalia le hundió hasta la garganta y no retiró hasta ver que la cara de Eva estaba roja y la pobre a punto de asfixiarse. Disfrutó perversamente de su poder sobre su presa y luego ordenó:
    
    -Chupe. –después de meterle nuevamente el dildo en la boca.
    
    -¿Se la chupaba a su marido, perra? –quiso saber
    
    -Sí… -murmuró Eva, conmovida por el súbito recuerdo de aquella época, cuando no imaginaba ni remotamente en qué iba a convertirse.
    
    -¿Y tragaba el semen?
    
    -A veces sí y… y a veces él me… me acababa en la cara…
    
    -Ah, muy bien… Muy bien por su marido… Bueno, pero eso se acabó, puta, ya no más hombres, solamente mujeres, ya no más semen sino sólo flujo y eyaculación femenina… ¿Está claro?
    
    -Sí, señora Amalia…
    
    -Bien, ahora échese de espaldas, con los riñones sobre la almohada doblada en dos. ¡Vamos!
    
    -Sí, señora… -musitó Eva y se aplicó a obedecer la orden mientras Amalia ponía vaselina en el dildo y también en el ano de Eva, ya en la posición indicada, con las piernas encogidas y las rodillas bien separadas.
    
    -Esta vez quiero verle la cara mientras me la cojo, perra en celo. –dijo Amalia y sin más hundió el pene artificial en la vagina, hasta el fondo, para después moverlo hacia atrás y hacia delante mientras se regodeaba con la expresión de goce en el rostro de Eva. Sin interrumpir los embates del dildo se inclinó para ...
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