Mis dos familias - 07 de 10
Fecha: 21/02/2021,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... queriendo que olvidara la discusión que habíamos tenido la pasada noche, y el día transcurrió preparando mis maletas y los regalos que había comprado. En la cena sentía el ambiente tenso pero no hablamos sobre lo que nos preocupaba a mi y a él, mamá vivía aparte, en su mundo.
Don retrasó la marcha a su trabajo para llevarme al aeropuerto aparentando que no pasaba nada y continuábamos como antes.
-Espero que te diviertas, dales recuerdos a Javier y su familia, no vayas enfadado, te lo van a notar. -me abracé a él y me encaminé a salidas sin hablarle.
Esperaba el equipaje en la terminal cuando mi padre me llamó para decirme que enviaba a Diego a buscarme, estaba en la ciudad haciendo recados y aprovecharía al tener la furgoneta con él para recogerme.
Tuve que esperar un rato en la parada de taxis y comenzaba a impacientarme cuando escuché que me llamaba.
-¡Telmo, aquí! -me gritaba desde donde estaba, al final de la cola de taxis y le hice señas para que viera mis maletas, salió de la cola y se dispuso en segunda fila estorbando el tráfico.
-¡Hermanito!, parece que vienes para un año. -me dio un pequeño y corto abrazo metiéndome prisa, el vigilante de la circulación venía hacía nosotros para que circuláramos.
-Como tendrás la habitación para ti solo no tendrás problemas de espacio. -sus palabras me sorprendieron.
-¿Ya no vamos a estar en la misma habitación? Prometo no violarte ni pedirte que lo hagas tu. -soltó una carcajada palmeando en la puerta con la ...
... mano que llevaba fuera.
-Te veía muy serio cuando te encontré y ahora estas gastando bromas, me alegro. Ahora vivo en mi casa hermanito, tengo un nidito para mi solo. -corría demasiado y aminoró la marcha para desviarse de nuestro camino.
-¿Qué haces?
-Voy a enseñarte mi casa, no nos entretendremos mucho. -le notaba feliz y dichoso y me concentré en el camino por donde me llevaba, era una zona nueva de la ciudad con edificios de unos ocho a diez pisos de altura, con jardines que aún no habían terminado y trabajaban en ellos una cuadrilla de operarios.
Detuvo la furgoneta delante de uno de ocho alturas, de paredes lisas sin balcones con grandes y altos ventanales, era el número doce. Cerró la furgoneta y emprendió el camino deprisa recorriendo los veinte metros que nos separaban de la puerta con pasos grandes y rápidos. En los pulsadores del ascensor accionó el octavo.
Al salir tuvimos que subir otro piso más pero a pie, el ascensor solo llegaba hasta el anterior y en la terraza, en el centro del edificio tenía su estudio, rodeado de una gran terraza por los cuatro costados. La casa era pequeña, un gran salón con cocina americana y una habitación con un baño, como unos sesenta metros, lo más bonito resultaba la terraza y desde ella se veían las playas, tenía sacos de tierra amontonados y jardineras sin plantar aún.
En la casa había pocos muebles, los justos y necesarios, me precedía enseñándomelo todo esperando mi aprobación.
-¿Te gusta? Esta será mi casa ...