Nunca es tarde - Relatos Eróticos

Nunca es tarde

Helena es una mujer de 47 años, está casada desde los 21 años con Carlos, un hombre que conoció cuando aún estaba en la escuela, siempre pendiente de lo que a ella le haga falta, muy atractivo, gastado por el paso de los años pero todavía complaciente en las cuestiones sexuales, responsable en su labor de jefe de familia y como padre.Ellos viven en un vecindario adinerado, su situación económica ha ido en aumento desde unos años atrás, sus tres hijos han concluido su formación y cada uno emprendió su camino, no hay nada en la vida de Helena que no sea envidiable, sin embargo ella, no es del todo feliz, ha logrado todo lo que se ha propuesto, es jefa de un ala entera dentro de un laboratorio muy reconocido, ingresó a un club muy exclusivo y alcanzó rápidamente uno lugar entre las mujeres mas influyentes de su comunidad, pero desde hace algunos meses se siente incompleta, como si se hubieran terminado sus metas y le faltase alguna razón para vivir.Mientras disfrutaba una tarde con sus dos mejores amigas se sinceró con ellas, les contó a cerca de su sentir, explico que su vida ya no tenia emoción alguna, todo era monótono y aburrido, necesitaba algo más, Alejandra le preguntó que ¿por qué no asistía a un curso o viajaba con su marido a recorrer el mundo ahora que su situación les permitía darse ese lujo, ella argumento que el trabajo de ambos no lo permitiría en especial el de Carlos, Verónica por otro lado le sugirió intentar cosas nuevas, nueva ruta al trabajo, clases de ...

... yoga, algo nuevo en la cama. Helena se mostro algo apenada con lo ultimo, confesó que ya había intentado con varias cosas pero que a Carlos algunas cosas no le gustaban y otras que el intentaba a ella no le parecían interesantes. La charla termino y ambas partieron de la casa de Helena, ella se quedo sola con sus pensamientos, salió al jardín y medito bastante la posibilidad de nuevas experiencias sexuales.Comenzó entonces a ver posibilidades, juguetes sexuales, no ella hizo cosas mejores sin necesidad de ellos en su juventud, tal vez un juego de roles, tampoco ya lo habían intentado y termino siendo una burla, un trío, ¡si era eso lo que deseaba! Pero ¿cómo decírselo a Carlos? Jamás habían pensado en la posibilidad y si a él no le pareciera la idea, por supuesto que Helena no deseaba un trío con otra mujer, ella deseaba sentirse viva de nuevo y que mejor manera que ser amada por dos hombres.Durante la cena platico con su esposo sobre temas comunes y sin importancia, tratando de llevar la conversación a un toque sexual y “soltar la bomba”, el momento se hizo presente, la pregunta broto de sus labios ¿Que piensas de hacer un trío? El silencio se hizo presente en la habitación Carlos parecía sorprendido, Helena sentía que el tiempo se había detenido y que cada segundo la amagaba a un juicio ante su propia moralidad. Carlos se levanto de la silla caminó hasta la ventana, miró con reproche a su mujer y dijo -¿es que acaso no te soy suficiente? ¿piensas en otras personas mientras ...