1. Las Reinas (I)


    Fecha: 20/02/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mucho, primero sintió cómo apoyaba su glande en su hoyo y luego cómo hacía presión, sabía por experiencia que debía relajar lo más que se pudiera para que no le doliera, aunque en esta ocasión se conformaba con que no la partiera. - La presión aumentó y su agujerito empezó a dejar entrar la cabeza, el dolor era grande pero sabía que luego de que entrara el resto sería más fácil. Pero lejos de ser cierto, el dolor de sentirse así de abierta era mucho. El gordo le tomó las caderas con fuerza y no paró hasta que se lo hundió casi por completo. Sol que se mordía el labio para no gritar dejó escapar un quejido lastimero, que el gordo no dio importancia y empezó a ponerla y a sacarla cada vez más rápido, cogiendo a la pobre Sol como si fuera un perro sin buscar otra cosa que no fuera su placer, hasta que por fin acabo dejándole toda la leche dentro del culo de Sol. Susana vio cómo le quitaba el grueso aparato del culo de Sol. Pero éste seguía firme, sólo que el hombre ya se sentía satisfecho. Por lo que tomó su pantalón y comenzó a ponérselo.
    
    Cristina había subido al camión y ayudó a Sol a ...
    ... vestirse. Esta ya no parecía lo fuerte de siempre, pero tampoco era una muñequita. Así las tres esperaron en la playa del estacionamiento a ver qué pasaba.
    
    El gordo bajó del camión y con unos movimientos de manos debajo del acoplado hace que se abra una espacio entre el piso del acoplado y los ejes.
    
    Bien me diste un buen trabajito petisa, por lo que la rubia viene, pero van a estar apretadas - eso no le importó a Cristina que fue la primera en entrar luego siguió Sol poniéndose al lado y por ultimo Susana, sólo que cuando estaba por subir el gordo le mete una mano por detrás acariciando su trasero mientras se acomodaba. Susana no dijo nada sólo subió y se metió al lado de Sol, luego la puerta del piso intermedio se cerró aprisionándolas a las tres.
    
    Bien, ni una palabra, las saco de aquí y las dejo en la otra ciudad, pero se quedan calladas. No necesitó mayor respuestas que el silencio, por lo que conforme consigo mismo, el gordo subió al camión y lo puso en marcha minutos después, era revisado por la seguridad del instituto. Y salía por la puerta principal sin problemas. Continuara... 
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