1. Un encuentro con una morocha fascinante


    Fecha: 20/02/2021, Categorías: Sexo con Maduras Lesbianas Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Esa noche mi Jefe me había pedido expresamente que no faltara a la fiesta que celebraban unos importantes clientes en una mansión en las afueras.De fiesta no tenía nada; era apenas una aburrida reunión de negocios, para debatir algunos intereses y justificar unos tragos.Yo me encontraba recién ascendida en el Estudio y estaba en ese lugar para impresionar algo a ciertos clientes, según dijo mi Jefe.Un par de viejos verdes me acosaron por largo rato; hasta que pude evadirme de ambos. Entonces distinguí a ella entre la gente.Ella era una morocha impresionante; casi llegando a los cuarenta; estaba sentada en un sofá sobre un rincón y se arreglaba el peinado mirándose al espejo que colgaba cerca en la pared.Me quedé casi hipnotizada mirándola y de repente ella se sobresaltó, al descubrir mi mirada en la suya…Esa hermosa perra llevaba una especie de bustier blanco con ribetes negros y una breve minifalda negra, que dejaba ver unas largas y hermosas piernas bien torneadas y bronceadas.Las tetas parecían listas a brincar en su escote. Apenas podían sostenerlas un sexy blazer negro que le caía hasta la cintura.Un collar de esmeraldas le daba el toque final de sensualidad.Le sonreí siempre a través del espejo y ella me guiñó un ojo sin darse vuelta. Descruzó sus provocativas piernas envueltas en medias negras de satén y eso me provocó una cierta humedad entre mis labios vaginales. Hacía mucho tiempo que no me sentía atraída por una mujer. De repente sentí deseos de conocerla…Entonces ...
    ... ella sonrió y se levantó del sofá. Se acercó hacia donde yo estaba, llevando una copa de vino rojo en su mano. La otra mano abría el blazer, mostrando sus increíbles tetas. Sus pezones endurecidos pugnaban por atravesar la delgada tela de ese bustier.Advertí que esa mujer había abusado un poco del vino rojo, pero decidí que las cosas tomaran su curso natural.Llegó hasta mí caminando con mucha sensualidad, pero con sus rodillas temblando un poco. Susurró su nombre a mi oído: Juliana.Me entregó su copa a medio llenar y empezó a toquetear mi blusa blanca, haciendo que mis pezones se endurecieran enseguida…Le sugerí que nos fuéramos a un lugar más discreto; ya que algunos hombres presentes ya habían advertido los avances de la morocha sobre mi cuerpo.Entonces quiso besarme; pero me escabullí a un costado y la tomé por una mano; arrastrándola lejos del salón principal.Subimos las escaleras; ella trastabillando un poco mientras se reía sin ningún sentido. Encontré la puerta de una habitación sin llave y entonces arrastré a Juliana allí adentro.De repente pareció que se le había pasado el efecto de tanto alcohol. Me empujó contra la misma puerta y comenzó a desabrochar los botones de mi blusa, mientras me dedicaba una mirada cargada de lascivia y se relamía los labios delineados en rojo.Yo abrí su blazer negro y comencé a acariciar sus tetas. Sus pezones estaban a punto de estallar, cuando la misma Juliana dejó mis botones y bajó suavemente su bustier, para que yo pudiera apreciar ...
«123»