1. De niña a mujer: El nacimiento de incesto familiar.


    Fecha: 18/02/2021, Categorías: Intercambios Autor: LadyClarisa, Fuente: SexoSinTabues

    ... era coger a Lili mientras su mamá se masturbaba. La niña me abrazó en cuanto me incliné hacia ella y la besé. Su lengua de terciopelo seguía siendo inexperta en los besos. Disfrutable en lo absoluto, claro. Mordí su cuello, sus orejas y demás. Ahora ya no había dolor que la invadiera, aunque su coño estaba rojo e hinchado. Cambiamos de posición. Lilian se puso de perrito, con el culo levantado hacia mí. Su raja, apretada, tenía la forma de una ostra cerrada y placentera. Brillaba a causa del nuevo lubricante que su mamá estaba colocando. Después, le dio una nalgada tan fuerte que su mano se quedó impresa en los glúteos de su hija. —¡Arre! —dijo Lilian. Guie mi polla hacia su interior. Entró con un poco más de dificultad. La niña jadeó y lanzó una risita en cuanto la tomé de las coletas. Las riendas de cabello tiraron de su cabeza hacia atrás. Vi los músculos de su espalda flexionarse y sus frondosas nalgas temblar al chocar contra mis caderas. Tiré más de sus coletas hasta arquear su espalda. La fuerza con la que lo hacía podría haberle arrancado quejas y lágrimas. No obstante, ella no lloró pues el placer la invadía por completo y estaba más lejos de toda duda. Cogí con esa niña por largos minutos. Me olvidé de que mi novia estaba allí. Éramos sólo ella y yo. El chasquido de nuestros cuerpos al separarse y juntarse. La piel de su espalda llena de sudor debido a la inmensa cantidad de calor y sexo que impregnaba el aire. Nalgueé con fuerza hasta que sus pompas enrojecieron. ...
    ... Incluso yo jadeaba y gruñía. La monstruosa penetración comenzó a invadirme de gozo. Lilian se estremeció enterita al llegarle el orgasmo. Segundos después, eyaculé dentro de su útero infantil. Fue una polución de abundante esperma. Mi pene se sacudió entre sus rosadas carnes y mientras me duraba el placer, tiré más fuerte de sus coletas. No se quejó. Cansado, saqué mi pene y rodé sobre la cama para recuperar el aire. Lilian, con las piernas abiertas, exploró su vagina roja. Expulsó solita el semen, mezclado con sus jugos recién descubiertos. Jugó con el esperma durante un ratito, riendo ante su consistencia y sabor. —¿Se divirtieron? —preguntó Nancy, cruzada de brazos y simulando molestia. —¿Por qué? —pregunté. —Treinta minutos —señaló el reloj—. Has estado cogiéndote a la niña por treinta minutos, olvidándote de que yo estaba aquí. Me sorprendió haber aguantado tanto. —Ahora me tienes que coger a mí. —Estoy cansado… mi pene no da más. —Tonterías —rio mi novia y llamó a su hija. Ahora sí, Lilian se quitó las coletas y su pelo largo y lacio la envolvió como a una diosa—. Ven, cariño. Vamos a ponerle duro de nuevo. —¿Cómo? —preguntó, y su mamá le guiñó un ojo. Teníamos toda la madrugada, por lo visto. Eso fue lo que pensé cuando madre e hija se dedicaron a masturbar y lamer toda mi entrepierna. Intercambiaron sonrisas y gestos coquetos; pero de entre las dos, definitivamente Lili era la más emocionada. Le guiñé un ojo. Ella me correspondió lanzándome a mis brazos para besarme ...
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