1. Experiencias como perra 02


    Fecha: 13/02/2021, Categorías: Dominación / BDSM Gays Sexo con Maduras Autor: siervamadura, Fuente: xHamster

    “Voy a salir a cenar, prepárame a la perra para después, la quiero de postre”. “Y tú, perra, cuando yo no estoy, ella puede hacer lo que le apetezca contigo, menos romperte los huesos, JA, JA¡¡”. Se dió la vuelta, abrió la puerta y se marchó.Allí, nos quedamos los dos solos, yo en el suelo, sudado y sucio, ella casi desnuda pues se la había bajado el tirante del cortísimo vestido. Lo dejó caer al suelo, y la ví completamente desnuda, grande, con barriga, los labios del coño los tenía carnosos y sobresalían, con dos anillas mas pequeñas que las de los pezones y completamente depilada. Se agachó donde yo estaba y me cogió por el cuello, sentándose casi en mi cara. Con voz de rabia dijo “Mira perra, cómo me vuelvan a castigar por tu culpa, soy capaz de colgarte del techo por los testículo y arrancártelos. Así que ten cuidado.” Y me dio un puñetazo en los mismos, que me hizo chillar. “Ahora, no tengo tiempo, porque he de preparar el postre del Dueño”. Una patada en el culo y una orden “Sígueme a cuatro patas al cuarto de baño” Al darse la vuelta, ví que en una de sus enormes nalgas, llevaba una marca que pensé era un tatuaje. Se volvió y dio cuenta lo que miraba, “Es la inicial de Hans, nuestro dueño. Y no es tatuaje, es una marca a fuego, llevo otra más pequeña en el perineo y estoy muy orgullosa de llevarlas. Ya te llegará el momento.” El caso es que entramos en el cuarto de baño, era muy amplio, en una pared había una camilla, y al otro lado un plato de ducha enorme, donde ...
    ... cabían varias personas de pie y tumbadas. Me extrañó ver un colchón en uno de los rincones y me pregunté qué hacia allí. No tuve tiempo de pensar mucho, me dió un bofetón. “Túmbate en la camilla boca arriba” Obedecí rápido, vino hacia mí con unas correas anchas en las manos y empezó por sujetarme por el cuello a la camilla, luego por la cintura. Los brazos los ató hacia atrás, bien extendidos. Luego, puso unos accesorios en los pies de la camilla, dos barras de aluminio que terminaban en unos reposaderos. Me levantó las patas hasta ponerme así con las rodillas pegadas a la barriga y las sujetó con correas. Me quedé completamente abierta, con el sexo y el culo expuesto y sin poder cerrar las patas, como si fuera a parir. A continuación pasó una de sus manos por todo el cuerpo, sin dejar ni un rincón, era como una caricia que agradecí y me relajó. “Bien, ya sabes que no puedes hablar, sólo sonidos de perra.” me cogió de los pelos del bigote, que siempre lo he llevado. “Te lo estimas mucho, no?” asentí como pude, la verdad es que me gustaba llevarlo. “Pues despídete de él, el Dueño no quiere ver ni rastro de vello o pelos en sus perras. Si te dejo algo, me torturará y te aseguro que es muy duro”. No podía hacer nada, y sin perder tiempo, se puso a afeitarme por completo. Axilas, bigote, pecho, barriga, polla y testículos y patas. Cuando llegó al perineo, se paró y me dijo que allí usaría un método diferente. Vi que de un cajón sacaba unas pinzas y se sentó cómodamente, sonriendo ...
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