Quero - Relatos Eróticos

Quero

"Pues yo, cuando fui joven, me fui a la cama con un cliente", dijo Quero mirando a sus nietos; "¿Sí, abuelita, y cómo lo lograste?", preguntó el nieto mientras observaba el holograma de forma humana que se movía en el espacio de la habitación; "Bah, en aquellos años no era tan difícil", exclamó Quero, "todavía manteníamos contacto físico con los que venían a comprar..."; "¿De verdad, y... funcionaba?", preguntó la nieta desconcertada; "Sí, si te refieres a que si vendíamos, sí, quizá no tanto como ahora, pero sí, vendíamos", aseguró la abuela; "¿No os insultaban los clientes?"; "No, a veces sólo, pero la mayoría era amable, figúrate si eran amables que me llevé a uno a la cama..."; "¿Y cómo sucedió?", requirió la nieta tras cerrar una pantalla en el interior de su cerebro; "Os lo contaré", dijo la abuela.

Quero entonces rebuscó recuerdos en su memoria; el implante no parecía funcionar con rapidez, no obstante, después de varios segundos, arrancó, comenzando a traspasar imágenes a sus dos nietos.

"Hola, ¿bajarán más los precios de los bombones?"; "No estoy segura, acompáñame y te lo digo... no, este será su precio"; "¿A qué hora terminas..., Quero?"; "Dame diez minutos".

Entramos a su estudio. Él enseguida me abrazó y besó, con ganas, con necesidad. Me rodeó entre sus brazos y me apretó contra su cuerpo. Luego se separó unos centímetros para desabrocharme la camisa del uniforme, sacarme el sujetador y mordisquearme las tetas. Después me cogió de la cintura para acercarnos a la cama; se sentó en ésta; me bajó los pantalones, las bragas y me chupó el coño. Una vez que me hubo venido el éxtasis, me lo follé.