1. Lara, una chica muy obediente (8)


    Fecha: 08/02/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Afortunadamente era sábado y, por tanto, no había clases. Lara, agotada por el intenso trajín sexual al que había sido sometido en la víspera por Eva, Juani, Papi y Ana, durmió hasta el mediodía, porque las cuatro chicas no se contentaron con el primer asalto vespertino, sino que después de cenar volvieron a abusar grupalmente de ella.
    
    Cuando abrió los ojos se encontró sola en la habitación y las camas de sus Amas sin hacer.
    
    Se desperezó largamente, apartó la sábana y abandonó el lecho, totalmente desnuda, tal como la habían dejado sus violadoras.
    
    Momentos después, bajo la reparadora ducha caliente, se puso a pensar en la celadora, en cuánto había gozado en manos de esa mujerona y lamentó tener que olvidarse de ella. Además, tomó conciencia definitivamente de que la excitaban sobremanera las mujeres y hombres mayores. Un estremecimiento la recorrió de pies a cabeza al pensar en don Ramón, en lo que había pasado con él y lo que pasaría cuando fuera desvirgada por ese vejete lascivo. Pensó también, y mientras pensaba no dejaba de enjabonarse lentamente todo su cuerpo y sobre todo las tetas y el coño, en la Directora, en Doña Beatriz, que la seducía con su porte majestuoso, con su voz firme de bellos tonos graves, con sus modos severos y elegantes al mismo tiempo…
    
    “¡Ay!” –pensó. “¡Si a mis Amas se les ocurriera entregarme a ella!”
    
    Pero no abrigaba esperanzas ciertas ni sobre esa deseada intención de Eva y Juani y mucho menos sobre el interés sexual que Doña ...
    ... Beatriz pudiera tener en ella. La había visto sólo dos o tres veces en los tres años que llevaba como alumna del instituto y la última vez la dama se había mostrado muy dura, al extremo de ordenar que fuera llevada al sótano y azotada. Lara revivía todo aquello y casi sin pensarlo su mano buscó el coño, que empezaba a humedecerse, se sentó en la bañera recostada contra uno de los bordes de modo tal que el agua caliente de la ducha bañaba sus pechos mientras ella comenzaba a acariciarse el conejito. Se masturbó lentamente, disfrutando con intensidad de las sensaciones intensas que le producían esos dedos metidos y el pulgar estimulándole el clítoris.
    
    “¡Soy una viciosa! –pensó con algo de culpa. “Mis Amas han hecho esto de mí… Soy una puta hambrienta de sexo…” y en medio de esa certeza se corrió en un orgasmo que para su placer se le antojó casi interminable.
    
    Momentos después, ya de regreso en la habitación, tendió las camas de sus Amas y la suya, eligió un conjunto de braguitas pequeñas, negras como el sujetador, y luego se puso el uniforme. Sintió hambre y se dirigió al comedor pensando que allí estarían sus Amas, pero no las encontró.
    
    Ocupó una mesa y cuando se le acercó la camarera le pidió un croissant a la plancha con mantequilla y jalea y una taza de café con leche.
    
    Mientras desayunaba se dio otra vez a pensar en su condición de esclava y reparó entonces en que con el fin de las clases Eva y Juani terminarían la preparatoria y abandonarían el instituto para volver ...
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