1. Gladys, una gordibuena tontita pero no tanto


    Fecha: 22/01/2021, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Por Empalador Mi prima lejana Gladys es así: estatura mediana, cabello castaño, piel entre blanca y rosada, tetas y piernas muy grandes pero por sobre todo un culo gigante, un portento de carne. Cuando niño frecuentábamos su casa en el campo con mis padres y otros familiares y se hacían verdaderas reuniones que se extendían hasta la madrugada del día siguiente. Luego, el contacto se fue perdiendo, fuimos creciendo y nos veíamos poco y nada. Una noche en casa de un tío nos reunimos nuevamente y la fiesta familiar fue un éxito. Ahí, la vi a Gladys, tras varios años. Sonrió al verme. Yo tenía 25 en aquel entonces, ella 27 o 28. Su hablar era pausado y le costaba el entendimiento de ciertas cosas. Mi madre nos decía que tenía un retraso madurativo. Jamás lo cuestionamos y la aceptamos así. Todo transcurrió normal hasta que acostado en casa, comencé a tocarme pensando en Gladys. Lo cierto es que durante gran parte de la noche, ella estuvo rozándome con sus piernas, apoyando sus pechos en mi, acercando su culo a mi pija. De alguna manera lo hizo, no sé si accidental o de adrede, pero no podía sacarme todo eso de mi cabeza. Me imaginaba lo que habría bajo su pollera, como serían sus pechos. Tanto me calenté que terminé acabando en mi mano, deseoso de sus carnes. Dos semanas después nos reunimos en su casa en el campo, un domingo. Estaba ansioso por verla, aunque a la vez la empresa me parecía imposible, si bien pensar en tener sexo con ella era utópico, me conformaba al menos con ...
    ... tocarla, sólo había que buscar el momento y el lugar. En la mesa, ella se sentó cerca mío, a la par para ser más exacto. De nuevo sentía el roce de sus piernas en las mías; ella estaba con pollera, yo tenía una bermuda. Comenzaba a excitarme, a imaginar cosas. Lo que no sabía era como iba a llevarla a algún lado para gozarla. Conforme pasaba la tarde, una amiga de ella, Irene, tiró onda con un primo, por lo que diseñamos un plan: salir a caminar los 4 por el campo, hacer medio kilómetro para adentrarnos en un bosque y luego dividirnos. Mi primo claro está, no se imaginaba lo que yo quería hacerle a nuestra gordibuena prima. Era cerca de las 7 cuando en medio del bosque nos separamos. El sol, casi ni entraba por los árboles, había refrescado un poco, eso sí. Cuando ya no vimos a nuestro prima, la tomé de la cintura a Gladys y le dije: -Vamos para allá. Al no oponerse le dije: -Estás linda. Inmediatamente me mordí los labios por decir eso, pensaba que ella lo podía tomar mal y ponerme en aprietos. Sin embargo, Gladys me la hizo demasiado fácil. Llegamos a un árbol tupido, bajo él, sucedió lo inesperado: mi prima se subió su falda, bajó su bombacha, agachándose con toda su humanidad hacía mi. Yo no lo podía creer, ver tremendo pedazo de carne, además, de mi prima retrasada al fin y al cabo, sólo para mí. Bajé mi bermuda, manoseando mi pene erecto con desesperación, ensalivándolo con el fin de meterlo en su estrecho agujero, al cual escupí y le metí primero un dedo, luego dos, ...
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