1. Por el momento - IV (La siesta)


    Fecha: 20/01/2021, Categorías: Hetero Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando Ari se fue, me senté en una silla, completamente absorto (no podía pensar en otra cosa que no fuera él). Pero mi móvil empezó a sonar con insistencia.
    
    Era Toño.
    
    - ¡Oye, Jose! ¿me paso por tu casa a comer?
    
    -¡Vale , venga!, pero no tardes mucho ¡eh!
    
    Entré en el baño y me dí una buena ducha: y después arreglé un poco la casa.
    
    A la una y media, llegó Toño; estaba guapísimo. Se había puesto unos pantalones de lino gris marengo con unsuéter verdey resultaba muy sexy.
    
    - ¡Que bueno estás, cabrón!…
    
    -Vengo un poco mosqueado
    
    - ¿Y, eso?
    
    - Pues, es que, he tenido que ir a comprar los billetes para irme a la playacon la familia.
    
    Ahora, vengo de Atocha.
    
    La madre, la muy zorra, fue a enterarse decomo estaba el tema del papeleo para pagar la plusvalía;y como todo loresolví el primer día, pues se enteródequepodía ir a pagarla cuando yo quisiera.
    
    Así que, se presentó en casa, ayer por la tarde, y me dijo que lo mejor sería pagarla ya, que ella me dejaba el dinero.
    
    Y me convenció para ir apagarla esta mañana y luego,pasarmea comprar los billetes.
    
    - ¡Que bruja!
    
    - ¿Ves como me controla, la colombiana?
    
    - ¡Ya te digo!
    
    - Y para cuando los has sacado
    
    - Para mañana por la mañana.
    
    Toño, siempre había sido muy tímido y, por eso, resultaba tan fácil presionarle. Era un buen tío.
    
    - Pues, ¡venga, animate!. No dejes que te afecte eso.
    
    Y le eché la mano al rabo
    
    - ¡Te has puesto puesto pantalones de lino, eh!...
    
    Comencé a sobarle ...
    ... entre las piernas y a tocarle el culo; como a mi me gustaba. Y, poco a poco, se fue animando...
    
    - ¡A ver, ven aquí!...
    
    Le cogí por la cintura y le aflojé el cinturón; y con los pantalones en el suelo, empecé a mojarme los dedos con saliva. Después me colgué de sus cuello y empecé a mordisquearle en la oreja; mientras, le preparaba el ojete.
    
    - ¡Cabrón, que acabo de llegar!
    
    - ¡Calla! Que te voy a follar a saco, ¡guarra!
    
    Se la clavé, empezando con un bombeo lento, pero incisivo
    
    - ¡Ay, que gusto!... ¡cabrón!...¡agghhhh!...sigue ¡coño¡, sigue…
    
    - ¿Te vale así?…
    
    Y empecé a pegarle mas fuerte…
    
    - ¿o, aflojo?
    
    - ¡Pegale fuerte, Jose! … ¡hasta el fondo!
    
    - ¡Toma, cabrón! Que te voy a hacer madre
    
    Empecé a aumentar el ritmo; y agarrándole bien de las caderas se la clave hasta el fondo, una y otra vez
    
    - ¡Agghhh!, ¡cabrón!...
    
    Le estaba dando a tope…
    
    - Me encanta este culo tan calentito y apretadito
    
    - ¡Ahhh!…¡Ahhh!... ¡ que me corro!... ¡que me corrooooo!
    
    Le cogí la polla y quise menearsela, pero me pringué toda la mano.
    
    - ¡Guauuu!… ¡que gusto!…
    
    Luego me corrí yo; y, al levantar los ojos se me cruzó el reloj de la cocina.
    
    - ¡joder!, las dos y diez... Y no hay nada para comer
    
    - No te preocupes, Jose, que yo me hago unos huevos rotos en un pis-pas. Ve pelando unas patatas, mientras me ducho.
    
    Las pelé y las partí. Y luego también partí un poco de jamón. Mientras Toño freía las patatas, puse la mesa. Y, a las tres, ya estábamos ...
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