1. La fiesta de los Swinger -1


    Fecha: 16/01/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... sus brazos en el cuello de él mientras le besaba los hombros y le presionaba el pectoral con sus tetas. Adán tragó saliva. Comenzaba a excitarse. Cuando Gabi bebía, cambiaba su forma de ser y no le importaba seducir a cualquier cosa con la que pudiera follar. Pero sólo cuando bebía. Sin el alcohol, era una bonita y dedicada maestra de secundaria, que daba clases de historia y gramática en una escuela privada. Pero en ese momento no era la escuela. Gabriela revoloteaba alrededor de su hermano y le tocaba los sólidos bíceps y olía el perfume natural que se desprendía de Adán. Sonrió cuando su hermano le tocó cuidadosamente la espalda baja y luego le dio un tierno apretón a sus nalgas. — Auch, no tan fuerte, hermanito. — Lo siento — aventuró Adán, y ella se sintió irresistiblemente atraída por la inseguridad de su hermano. Cuando eran niños, Gabriela siempre atormentó a Adán, quitándole juguetes, o besándole en la boca para molestarlo, o apretándole el pene mientras se duchaban. Mamá se escandalizaba al ver esa demostración de amor fraternal, y cuando llegó a la pubertad, Gabi veía a Adán como algo más que su hermano. Claro que Adán era un hombre joven todavía, había estado a punto de casarse hasta que encontró a Amanda cogiendo con dos tíos y una mujer en un cuarto de motel. Frunció el cejo al recordar la humillación que le hizo pasar esa perra a su querido hermano menor y reafirmó su decisión de vengarse de ella si se la volvía a topar. Le sacó de sus ensoñaciones Adán, que ...
    ... le acariciaba el culo. Sonrió con maternidad y le dio a su hermano un tierno beso en la nariz. La canción terminó. — Bien, ahora nos vamos — urgió Adán y ella suspiró, cansada. Estaban en el estacionamiento yendo hacia el coche cuando el hombre con el que Gabi había bailado salió. A Adán le parecía un tipo como todos los demás: guapo, de un metro ochenta y bronceado. Era como la pareja perfecta de su hermana. — Casi no te alcanzo — le dijo, tomándola de la cintura. Gabriela le besó con la lengua y se giró a su hermano menor. — ¿Puede venir esta noche? — suplicó —. Sólo una noche. — Bien… — aprobó él, que pagaba el departamento y por lo tanto sólo él autorizaba quién podía ir como invitado. Adán se sentó atrás, como el chico inocente, mientras Gabriela conducía. Desde donde estaba, pudo ver las flamantes piernas de su hermana y la fea mano de Pablo acariciándolas. Un temor de celos le recorrió, pero se dispuso a callar y se esforzó por sentir pena por Pablo. Si quedaba enamorado de Gabi, esta sólo lo mandaría a la friendzone, luego de comerle la verga con su apretada concha. Llegaron hasta el apartamento, y subieron por las escaleras. Un olor a cigarro siempre impregnaba el aire de ese edificio, que era tan viejo como el hombre que vendía periódicos allá abajo. La puerta chilló cuando la abrieron y Gabi pasó rápidamente, llevando a Pablo de la mano hasta el dormitorio. —¿No cenarás algo? — le preguntó Adán con un grito. — ¡Cenaré salchicha con huevos y un vaso de leche! — rió ...
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