1. AVENTURAS TRIBALES


    Fecha: 11/01/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... manera, el guía nos explicó posteriormente que más que un saludo o bienvenida, era una especie de “talismán” de buena suerte Las “fantasmas blancas” (o sea nosotras las occidentales o mujeres de piel blanca) tenían fama en esas tribus de ser muy fértiles a la hora de procrear hijos, y las niñas y jovencitas tenían la costumbre de manosear la vagina de alguna extranjera blanca que llegase a la aldea, esperando “contagiarse” de ese modo de la fertilidad de la mujer blanca y así tener más y mejores posibilidades de quedar embarazadas cuando los varones las pidieran en matrimonio, ni mencionar que, para su idiosincrasia nosotras las mujeres blancas éramos muy afortunadas, no solo éramos bellas, también éramos ricas y felices, es decir, atraíamos una buena vida, éramos un talismán de buena suerte, mientras más contacto tuvieran con nosotras, mas serían felices el resto de sus vidas, me llamaron “badurani” o “espíritu de felicidad” ya que según ellas, mi belleza me hacia feliz… Después que las pendejitas manosearon mi entrepierna a placer, se acercaron las mujeres mayores, eran cuatro y lucían bastante más serias, sin decir nada y en un tono ceremonioso, cada una metió su mano en mi vagina y la sobó sin contemplaciones, sus “saludos” fueron un poco más largos y bruscos, para ese entonces ya tenía yo mi vagina sumamente húmeda ante tanto manoseo impune, una rápida mirada a mi esposo me di cuenta por como miraba la escena que estaba muy excitado, yo estaba sumamente roja y ...
    ... abochornada, aquello no había sido para nada placentero, pero no podía quejarme, a eso había ido, a conocer y experimentar (y créanme que el viaje organizado y pagado por mi marido no fue nada barato) Tras unos largos minutos de dialogo con las mujeres, el guía se dirigió a nosotros y nos dio la mala noticia, ni él ni mi marido podían quedarse en la aldea, yo era más que bienvenida pero por cuestiones supersticiosas ninguno de los dos podía quedarse, mi marido parecía esperar la situación y sin perder la calma me pidió mi opinión, yo le sugerí lo lógico en ese momento, que él y el guía se fueran al sector masculino y ahí se quedaran mientras yo permanecía en el sector femenino, pero el guía se opuso rotundamente, aquello no era recomendable, la primera razón era la ya mencionada, los varones eran mucho menos accesibles a extranjeros y la segunda razón era mucho más temible, pero eso lo comprobaría yo los días siguientes El guía aseguró que las mujeres me tratarían y me cuidarían bien, no me faltaría techo ni alimento, el hecho de que durante ese tiempo no se les permitía a los hombres andar por su sector, tranquilizó bastante a mi marido, finalmente llegamos a un acuerdo, él regresaría a Rabaul junto con el guía y vendrían por mí al cabo de 3 días, suficientes para conocer a fondo las costumbres tribales de la aldea y vaya que lo hice, más de lo que yo hubiera deseado, lo cierto es que esos 3 días cambiaron para siempre mi forma de ver la vida Lo primero “raro” fue que me obligaron a ...
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