1. Cosas de la ingenuidad


    Fecha: 07/01/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cosas de la ingenuidad.
    
    Nunca imaginé que esto pudiera pasarme a mi, que soy una mujer bien satisfecha en asuntos sexuales, ya que mi marido es muy activo en este asunto. El caso es que me pasó.
    
    Debo decir que soy una mujer de muy buen ver, o eso dicen los piropos que sueltan los hombres al cruzarme con ellos, incluso cuando voy agarrada de mi marido. No soy muy alta, 1,69 ó 1,70, de pelo largo y castaño. Pechos grandes, uso una talla 100 de sujetador y trasero redondito. Extrañamente conservé mi cuerpo exactamente igual después de dar a luz a Miguel, el segundo de nuestros dos hijos. Miguel es el mayor y tiene diez añitos y Sergio, dos meses.
    
    No puedo quejarme de la forma en la que vivimos, mi marido tiene un buen trabajo y poseemos un pequeño chalet a las a fueras de la ciudad, que obviamente no voy a decir cual es. La casa tiene un pequeño jardín y una menuda piscina de dos por dos metros, todo ello rodeado por altos alibustres que no dejan ver, a los que pasean por la calle, lo que sucede en el jardín.
    
    Lo que me ocurrió fue a comienzos de este verano. Miguel se pasaba el día en la piscina y, de vez en cuando, invitaba a su amigo Toni, que también tiene diez años. Sergio era un bebé de dos semanas muy bueno, apenas lloraba a no ser que tuviera hambre. Como mi esposo se pasaba todo el día fuera y no regresaba a casa hasta las seis de la tarde, la gran mayoría del tiempo lo pasábamos a solas mis dos hijos y yo, excepto cuando venía Toni.
    
    Aquel día hacía ...
    ... mucho calor y decidí ponerme el bikini por si me daba por bañarme en la piscina. Sergio dormía plácidamente y, Miguel y Toni, jugaban alegre y escandalosamente en el agua. Salí a pedirles que bajaran el tono de voz y, al verlo chapotear y salpicarse, me entraron ganas de darme un remojón. Mientras les decía a los niños que debían bajar el tono de voz para no despertar al bebe, me quitaba el pareo y me quedaba solo con el bikini ante la indiferente mirada de los chicos.
    
    -¿A que juegan?.-Dije a la vez que bajaba por las escaleras.
    
    -A las aguadillas mami, ¿juegas?.- Contestó Miguel.
    
    Después de pensarlo un momento, les dije:
    
    -De acuerdo. Os hago una apuesta.-Dije yo.
    
    Los dos niños se miraron y Miguel me dijo:
    
    -Tú dirás mamá.
    
    -Si conseguís hacerme una aguadilla, Toni se podrá quedar a comer y les prepararé algo muy rico...
    
    -¿Y si no?.-Dijeron los dos atónitos.
    
    -Me prometeréis que no haréis tanto ruido, en lo que queda de día, para no despertar al niño.
    
    Ambos se miraron por unos instantes, como pensando bien la oferta, y al final mi hijo dijo:
    
    -¡¡¡Vale mamá!!!.- Y me echó agua en la cara para que no viera.
    
    Rápidamente, con el comienzo por sorpresa, uno de los chiquillos se deslizó entre mis piernas para que dejara de hacer pie en el suelo, mientras el otro se echaba encima de mis hombros intentando hundirme en el agua.
    
    Por un instante no supe quien era quien, hasta que distinguí el bañador de mi hijo saliendo del agua para echarse encima mío. ...
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