1. El regreso (I)


    Fecha: 23/10/2017, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... durante la ducha sintió latir tan fuerte el centro de su intimidad que temerosa de estar enferma se acercó al espejo y por primera vez en su vida se miró con dedicación para descubrir , arrobada , su tajo maravillosamente abierto , rosado , palpitante dándose cuenta que allí estaba la fuente de toda esa inquietud que la traspasaba cada vez que se acordaba de lo que no quería acordarse.
    
    Su detallada descripción estaba inquietando a Gabriela más de la cuenta, le parecía que intencionadamente ella le daba detalles íntimos que no eran tan necesarios , pero la forma como los decía le resultaba encantadora .
    
    Agregó que , desde ese día , se acostaba más temprano , y en la intimidad de su lecho se acariciaba intima y suavemente con sus dedos y con ellos mojados se humedecía los pezones para luego tenderse boca abajo apretando los muslos y dejarse invadir por esa sensación agradable que la llevaba hasta el sueño.
    
    La inquietud de nuevo se apoderaba de ella apenas despertaba , de modo que rápidamente se incorporaba a los trabajos de la casa para no pensar en ello, pero era inútil. Parecía como si todo su cuerpo se hubiese transformado en un ente pensante , y cada parte de su anatomía no hiciera sino recordarle lo vivido . Así durante el día , a veces se detenía en sus afanes , para apretar las piernas y sentir la explosión anhelada , pero ello no llegó a ser suficiente.
    
    Una tarde que estaba sola en la casa , sintió latir tan fuerte su pubis que alarmada se detuvo en sus ...
    ... tareas y se sacó las pequeñas bragas , para comprobar que estaban totalmente empapadas de un líquido denso que emanaba un aroma intenso y embriagador . El mismo líquido corría por sus muslos que brillaban hermosamente y vio latir sus labios menores como mariposas locas . Como no sabía que hacer para calmarse se acercó a la silla más próxima apretando su respaldo entre sus muslos y empujándolo contra su centro , sintió los bordes fríos entre sus labios mayores . Se frotó frenéticamente durante un rato y se dio cuenta que estaba pensando , desde días , en ese miembro duro y tenso , en esa cabeza reluciente y rosada , en ese contacto en su mano que la había quemado , en ese tronco perdido en la selva de Raúl . Sintió una fuerte sacudida y un golpe por dentro de su cerebro en el momento en que con las rodillas dobladas rodaba por la alfombra gimiendo de placer con las piernas brutalmente abiertas , pero feliz.
    
    El enrojecido rostro de Erica se había iluminado , sus ojos brillaban con el deseo reflejado, había ido separando lentamente sus piernas y ya casi no miraba a su amiga . Pero Gabriela si que la miraba , la inquietud se había apoderado de ella y pensaba en el poderoso efecto que el deseo contenido había tenido sobre esa mujer como para trocarla en un ser tan deseable como evidentemente lo era.
    
    La escuchó decir que el recuerdo de ese miembro se le había transformado en una imagen persecutoria y desde ese día trató de traer a la memoria cada uno de los detalles de esa tarde ...
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