1. Una cita a ciegas


    Fecha: 06/01/2021, Categorías: Hetero Autor: Jullietta, Fuente: CuentoRelatos

    Le conocí en un chat. Empezamos tonteando y fuimos subiendo de tono.
    
    Era adulador y educado, muy locuaz. Despertó en mí mucha inquietud y… deseo.
    
    Acepté su invitación para unas tapas y unas cervezas. Junto al mar. Cerca de donde vivo. Casualidad o ansia, porque no sé de dónde es él, ni los kilómetros que hizo para quedar.
    
    Le veo llegar y siento como me da un vuelco el estómago. Sin conocerlo, sé que es él.
    
    Me he puesto un vestido ligero, de vuelo y fresco. Hace mucho calor. Nada de medias. Un zapato de tacón medio, un ligero retoque en mi rostro, y un perfume embaucador. Me gusta su cara cuando se acerca y me sonríe. Se presenta. Viste informal. Su pelo color ceniza se mueve al compás del viento que lo ondula.
    
    Su conversación es fluida, elegante, amena. Sin rallar la pesadez. Se detiene a veces en su habla y me mira con firmeza e insistencia. A pesar de mis tablas, casi me ruboriza, y me provoca una corriente intensa que me recorre de la cabeza a los pies.
    
    Le mantengo la conversación. Hablo y río con sus sugerencias. Tiene un humor mordaz y pícaro y conduce la conversación hacia callejones perversos. Pero no me amedrento y le sigo el juego. Con sensualidad. Me gusta ese tipo de juego. Más bien me encanta. Y me calienta. Él también manifiesta su aumento de excitación.
    
    Han corrido dos cervezas por cabeza. Y ha pedido de nuevo otra ronda. Casi no me he dado cuenta, pero va a ser la tercera… me he de controlar.
    
    La brisa de levante empieza a soplar con más ...
    ... fuerza. Y contrasta su temperatura con el calor de mis hombros casi desnudos. Me estremezco.
    
    Me invita a pasear un poco. Acepto. Hay que bajar el alcohol.
    
    Nada lejos hay una plaza, casi en primera línea de mar. Con bancos en forma de círculo, y palmeras alrededor.
    
    Me coge del talle, y me aprieta hacía sí, en un gesto de abrigo y proteccionismo. Y me dejo hacer. Me gusta cuando siento su mano firme en mi cintura, y como se mueven sus dedos presionándome.
    
    Inclino un poco la cabeza, y me apoyo en su hombro. Me volteo y le miro a los ojos mientras sonrío. Me besa. Un beso cálido en los labios, con su boca entreabierta mojando con los suyos los míos, mientras mueve su rostro para empaparme toda la boca de su saliva ardiente.
    
    Hemos llegado a uno de los bancos, y separándome de él, me apoyo en el respaldo de listones de madera, adelantándome a su llegada. Me da tiempo a mirarlo con detalle, mientras mi vestido revolotea al aire impulsado por el viento de mar. Me parece hasta sentir en mi rostro diminutas partículas de arena que el viento levanta de la playa.
    
    Me gusta, es elegante en su andar y me tiene excitada.
    
    Se acerca y se coloca de frente a mí, casi entre mis piernas que he separado un poco. Una toca en el suelo, la otra ligeramente al vuelo, y mis manos aferradas a ambos lados de mi cuerpo, en ese respaldo del banco.
    
    Me abraza y empieza a susurrarme al odio palabras con esa voz grave que me va embrujando. Me cuenta que hay dos parejas mayores en una de ...
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